Concluyen que el sacerdote acusado de abuso sexual tiene personalidad psicópata

Este martes se celebró la tercera jornada de la audiencia de debate en la que la Sala IV del Tribunal de Juicio, juzga al cura Agustín Rosa Torino, acusado de abuso sexual gravemente ultrajante agravado en perjuicio de dos víctimas y abuso sexual simple agravado, en perjuicio de una tercera. La fiscala penal Verónica Simesen de Bielke, representa al Ministerio Público Fiscal.

Judiciales29/06/2021

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En primer lugar, declaró una psicóloga del Poder Judicial, quien fue responsable de evaluar al acusado. Sostuvo que el imputado presentó una actitud defensiva en un primer momento del proceso pericial y destacó una disociación como característica principal. Indicó que el acusado tiende a generar vínculos asimétricos y que vivió un hecho traumático en su adolescencia.

A su vez, destacó que el sacerdote cuenta con una capacidad intelectual superior y que presenta un doble discurso, totalmente distinto uno del otro; al tiempo que evidenció la existencia de una falta de conexión entre una personalidad y la otra.

Afirmó que el acusado tiene una falta de conexión con lo humano y sus necesidades y concluyó que posee características psicopáticas, con un perfil servil y también de dominancia.

En segundo lugar, declaró una psiquiatra, también del Poder Judicial, quien entrevistó al acusado en dos oportunidades. Sostuvo que el sacerdote no se sintió culpable por las acusaciones y concluyó que tiene una personalidad con rasgos psicopáticos e histriónicos.

También afirmó que en base a su personalidad, el imputado capta, seduce y manipula. Hizo hincapié en que la psicopatía es un trastorno de la personalidad y que no se trata de una enfermedad.

En la congregación, pedían a las víctimas “perdonar a sus hermanos por las debilidades”.

La tercera testigo, asistió a la parroquia a cargo de Rosa Torino, ubicada sobre la calle Santa Fe de la ciudad de Salta, donde fue coordinadora de grupo.

Sostuvo que en lugar no se hablaba sobre los hechos denunciados e indicó que se les instruyó a “no murmurar sobre el tema”.

Relató que uno de los servidores que se retiró de la comunidad, se puso en contacto con ella y le habló acerca de los abusos. También le dijo que algunos servidores transportaban drogas durante sus viajes. Sostuvo que tuvo una relación de amistad con ese servidor y que en un primer momento le creyó.

En cuarto lugar, declaró un sacerdote desde La Rioja, quien fue miembro de la congregación dirigida por Rosa Torino. Afirmó que en el proceso de formación, constantemente se hablaba de “perdonar a los hermanos por sus debilidades”.

Relató que durante el tiempo en el que vivió en la Iglesia de la Santa Cruz, conoció a la monja víctima y afirmó que el acusado tenía un trato explosivo y exigente con ella, al igual que con el resto.

Sostuvo que el juego sexual por parte del acusado era constante, siempre con doble sentido y que implicaba tocamientos.

Precisó que la monja víctima lloraba en la mayoría de los episodios y que nadie cuestionaba al imputado porque era “la voz de Dios”.

Afirmó que también fue tocado y palmeado por Rosa Torino y que formuló denuncias canónicas, por las que recibió cuestionamientos de algunos superiores. Destacó que los tocamientos eran humillantes y al mismo tiempo, de carácter sexual.

La quinta testigo es esposa de una de las víctimas, exnovicio de la congregación y también fue servidora en la parroquia de la Santa Cruz.

Al declarar a distancia desde Pergamino, Buenos Aires, sostuvo que su esposo pudo relatarle que fue abusado por el acusado en Salta y por otro sacerdote, en el sur del país.

Por último, declaró el sexto testigo, actualmente sacerdote, quien estuvo en la congregación a cargo de Rosa Torino desde 1994 hasta 2009. Solicitó hacerlo sin la presencia del acusado.

Sostuvo que ingresó a la congregación a los 17 años y que antes, era ateo, hasta que un día se confesó con el imputado, con quien luego convivió todos esos años.

Afirmó que siempre temió al acusado por su personalidad y que en una oportunidad, durante 1995, pudo hablar con él en su habitación. Relató que Rosa Torino, con el torso desnudo, le pidió que se sentara en su cama. Luego lo abrazó y le pidió que confiara plenamente en él.

Posteriormente, afirmó que el imputado empezó a llamarlo por las noches a través de un superior. El testigo rompió en llanto y precisó que fueron diversas las noches que el acusado lo mandó a llamar y que luego lo acariciaba y trataba de tocar sus zonas intimas.

Agregó que en otra oportunidad, le pidió al imputado ir al médico por un cuadro de hongos, que se expandieron desde sus pies hacia las piernas, por usar un baño compartido con una docena de personas.

El acusado se lo negó y le dijo que él mismo lo revisaría. Tras esto, lo sometió a tocamientos en su zona íntima.

Afirmó que Rosa Torino no le dio permiso para abandonar la congregación, por lo que escapó durante la noche del 1 de octubre de 2009. Sostuvo que antes de escapar, dejó una carta de seis hojas al superior de turno, en la que explicó los motivos de su salida y destacó que todos los que salieron de la congregación, tuvieron que hacerlo escapando.

Afirmó que la estrategia del imputado siempre fue separar a las víctimas de sus familias, para luego manipularlos y que realizó denuncias canónicas en 2015, pero no fue recibido por la autoridad responsable.

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