
Mientras los argentinos votaban entre promesas y frustraciones, los grandes fondos ya habían ganado la elección. En diez días hicieron un negocio que ningún gobierno podría garantizar sin complicidad política.


Nuevamente el Congreso mostró dos caras en una misma jornada. Por dentro se expresó la dificultad por lograr consensos sin abrir nuevas divisiones y a su alrededor, se llevó adelante una movilización que demostró que no se necesita mucho para lograr el control de la calle.
Opinión20/03/2025
La Cámara de Diputados fue protagonista con un trabajo efectivo que le permitió resultados cuyo alcance se irá procesando con el paso inmediato del tiempo. Incluso el fracaso de una sesión, acordada como un intercambio de cortesías, puede inscribirse en el haber porque se fortalecieron algunos propósitos para un año parlamentario que será duro.
El miércoles se inició con un despliegue de control callejero que, al término del día, fue visto como una medida onerosa en extremo, exagerada y riesgosa, porque tienta a una puja de poder que no sirve en tiempos de ánimos exaltados. En tanto, dentro del Congreso -objetivo de la protesta social de cualquier sector y en todo momento y escenario del debate político más encumbrado del país-, la tensión no aflojó hasta entrada la noche.
Es en ese marco que el Gobierno fue por lo suyo y de manera confrontativa se quedó con parte de los beneficios que pretendía alcanzar. Se trata de una parte sustancial de lo que estaba en juego, que es la validación del Decreto de Necesidad y Urgencia que ratifica un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que está en proceso de negociación, por lo que no se conocen condiciones ni alcance. Esa fue la razón por la que 108 diputados votaron en contra pero no lograron que otros 129, entre ellos seis de los siete representantes salteños, le habilitaran al gobierno de la Libertad Avanza la continuidad de una operación de crédito público para refinanciar deuda.
La oposición se quedó con la exposición de sus temores ante la repetición de amargas experiencias nacionales que, en ningún caso, pueden justificar la tenacidad con la que se transitan los mismos caminos que no llevan a buen destino. La diferencia en la tramitación no es más que un ropaje para tapar los errores que se siguen cometiendo con la decisión de aumentar deuda, de acompañar esa salida o, al menos, de no ser un obstáculo para un gobierno que está convencido de lo que hace. De alguna forma logra que su inferioridad parlamentaria no impida reunir los votos necesarios para imponer sus proyectos o vetar los ajenos.
Los oponentes más férreos son los jubilados, el sector más débil. Son viejos, apenas sostienen su autonomía y no es fácil burlar sus derechos sin que de inmediato la bajeza se ponga en evidencia. Sus demandas son estrictas: que no les priven de lo que les pertenece.
Cuando realizaban sus reclamos en la calle, cumpliendo su rito semanal de marchar frente al Congreso cuidando que no les arrebaten sus banderas, en el recinto de Diputados fracasó una sesión especial convocada para analizar la prórroga de la moratoria establecida como una alternativa a soluciones de fondo de una situación de desamparo generada por los que tienen el poder de corregir las anomalías. Sin quorum, se abrieron las expresiones en minoría por parte de quienes ya tuvieron oportunidad de enmendar los desvíos.
Los jubilados son contrincantes difíciles. Saben que, en política, los ascensos marcados preceden a caídas estrepitosas. No tienen mucho tiempo pero tampoco tienen apuro. Y en su espera, se convierten en presencias incómodas. Es lo que está sucediendo ahora.
Salta, 20 de marzo de 2025

Mientras los argentinos votaban entre promesas y frustraciones, los grandes fondos ya habían ganado la elección. En diez días hicieron un negocio que ningún gobierno podría garantizar sin complicidad política.

Tras las elecciones de medio tiempo, importa atender el medio tiempo que resta. Por delante hay dos años de mandato para los Ejecutivos nacional y provincial y pensarlos en términos de una renovación reducirá la apreciación de una gestión obligada a resolver severos problemas por los que atraviesa el país.

Dos millones de argentinos no fueron a votar.

La democracia argentina ha dado otro paso hacia su fortalecimiento. Más allá de los resultados de las pasadas elecciones, se hizo lugar a una forma de participación ciudadana que, en cada comicio, tiene la oportunidad de evaluar la tarea política que se despliega desde la administración del Estado a la práctica del control del manejo de los asuntos públicos, que es tarea de los legisladores. Y a través del voto, califica.

La Argentina atraviesa una etapa de pérdida de soberanía y dignidad nacional, pero hay que confiar en que la convivencia democrática siga garantizando el derecho a pensar distinto.

No se elegía Presidente, no se elegía Gobernador, pero la legitimidad de cada uno de ellos estaba en juego.

En su paso por Salta, el Secretario General de SUTERH, Víctor Santa María, cuestionó la reforma laboral que impulsa el Gobierno Nacional y advirtió que podría implicar la eliminación de derechos clave como los convenios colectivos y las paritarias.

Dirigentes de peso del oficialismo y la oposición, como María Eugenia Vidal, Espert, Moreau, Parrilli, Juan Carlos Romero y Cobos, dejarán sus bancas cuando asuman los nuevos legisladores el 10 de diciembre.

La senadora nacional electa por La Libertad Avanza resaltó el apoyo ciudadano y la victoria del partido sin alianzas frente a los pesos pesados de la política local.

La legisladora de La Libertad Avanza destacó el apoyo ciudadano y señaló que aún no recibió llamados de sus contrincantes tras la victoria de este domingo.

El Presidente dijo que la modificación de la legislación laboral será una de las prioridades de la nueva etapa.