Argentina, con más casos de cáncer de mama y cuello de útero en la región

Un reciente estudio de The Economist Impact reveló que Argentina es uno de los países con mayor incidencia de cáncer de mama y cuello de útero en América Latina.

Argentina07/10/2025

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El cáncer de mama y el cáncer de cuello de útero figuran entre los tumores más frecuentes que afectan a las mujeres en Argentina. Ambos superan la media regional en tasas de prevalencia, lo que ubica al país en el tercer y quinto lugar de América Latina, respectivamente.

De acuerdo con el informe “Reducir la brecha de equidad”, elaborado por The Economist Impact con apoyo de MSD Argentina, la prevalencia del cáncer de mama en Argentina alcanzó 675,9 por cada 100.000 mujeres, frente a 463,5 en la región. Para el cáncer de cuello uterino, la tasa local se situó en 463,5, muy superior al promedio latinoamericano, que es de 148.

Aunque en los últimos años se observaron avances en diagnóstico, tratamiento y campañas de concientización, el impacto de estos cánceres continúa siendo considerable. El acceso a controles y tratamiento varía según el nivel socioeconómico, la cobertura médica y la zona geográfica.

Las mujeres con menores ingresos tienen menos posibilidades de realizarse controles de rutina y muchas reciben el diagnóstico en fases avanzadas, cuando las alternativas terapéuticas son más limitadas.

La inequidad convierte al cáncer en un desafío tanto sanitario como social

The Economist Impact no solo analiza el estado de la atención oncológica en el país; también identifica brechas y oportunidades para cerrarlas, así como los factores sociales, económicos y estructurales que condicionan prevención, diagnóstico y tratamiento.

El informe sugiere acciones concretas para responsables de políticas públicas, profesionales de la salud, organizaciones sociales y activistas, con el objetivo de lograr una atención oncológica más equitativa para todas las mujeres argentinas.

Según señaló Gabriela Bugarín, directora médica de Oncología de MSD Argentina: “Para 2050 se espera que los casos de cáncer de mama suban más de un 40% y los de cuello de útero, cerca de un 30%. El panorama es preocupante. Por eso es clave seguir trabajando para que todas las mujeres, sin importar dónde vivan o su situación económica, puedan acceder a controles, diagnósticos y tratamientos a tiempo”.

Los factores que aumentan el riesgo

No existe una sola causa para estos cánceres, pero sí se identifican factores de riesgo que permiten tomar decisiones informadas y reforzar la prevención.

En el cáncer de mama destacan los antecedentes familiares, menstruación precoz (antes de los 12 años), menopausia tardía (después de los 55), no haber tenido hijos o tener el primero después de los 30, obesidad, consumo de alcohol, terapia hormonal en la menopausia, tejido mamario denso y otros. La edad es determinante, ya que la mayoría de los diagnósticos ocurre en mujeres mayores de 40 años.

En cuanto al cáncer de cuello uterino, la causa más frecuente es la infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual frecuente.

La doctora Verónica Fabiano, ginecóloga y mastóloga del Instituto Alexander Fleming (IAF), enfatizó a Infobae: “El contagio puede ser también de piel a piel, en contactos sexuales, por lo que el preservativo puede no prevenir. Igualmente, es importante utilizarlo para evitar otro tipo de enfermedades de transmisión sexual, como el HIV, la hepatitis B y C, y la gonorrea; y los embarazos no planificados”.

Se estima que entre el 70% y el 80% de la población estará expuesta a alguna variante del VPH durante su vida sexual, pero solo una pequeña proporción desarrollará cáncer.

La doctora Fabiano detalla que el virus es un factor necesario, pero no exclusivamente determinante para el desarrollo del cáncer de cuello de útero. Aproximadamente el 10% de las mujeres infectadas por VPH desarrollan una infección persistente que puede derivar en lesiones precursoras de cáncer.

En la mayoría de los casos, el sistema inmunológico elimina la infección de forma natural y sin secuelas graves. Como explica la doctora Ana Laura Mendaña, oncóloga clínica del IAF, “sólo algunas mujeres con infecciones persistentes y lesiones de alto grado desarrollarán cáncer de cuello uterino”.

Otros factores que pueden incrementar el riesgo de cáncer de cuello uterino son el tabaquismo, el inicio temprano de la actividad sexual, múltiples parejas sexuales, infecciones de transmisión sexual no tratadas y un sistema inmunológico debilitado.

Identificar y comprender estos factores es clave para tomar decisiones informadas, fortalecer la prevención y reducir el impacto de estas enfermedades en la salud de las mujeres argentinas.

Señales que no deben pasarse por alto

Ambos tipos de cáncer pueden avanzar sin síntomas evidentes en las fases iniciales. Es esencial prestar atención a los cambios sutiles y conocer las señales de alerta.

En el cáncer de mama, la manifestación más frecuente es un bulto o masa indolora en la mama o la axila. También pueden presentarse engrosamiento, alteraciones en el tamaño o la forma de la mama, dolor, enrojecimiento, hundimiento de la piel, secreción inusual por el pezón o cambios en la areola.

En el cáncer de cuello uterino, los síntomas suelen aparecer en fases más avanzadas. Los más comunes son sangrado vaginal anormal (fuera del período, después de relaciones sexuales o tras la menopausia), flujo vaginal de olor intenso o aspecto sanguinolento, y dolor en la pelvis o durante las relaciones sexuales.

Diagnóstico temprano

“La mejor herramienta que tenemos contra el cáncer sigue siendo el control a tiempo. Conocer los factores de riesgo y prestar atención a los primeros signos permite detectar la enfermedad antes, lo que cambia por completo el pronóstico”, afirmó Jaime Ruiz E., director médico de MSD Cono Sur.

El diagnóstico temprano aumenta las probabilidades de éxito en el tratamiento. Por esta razón, los controles regulares y pruebas médicas específicas resultan fundamentales. Para el cáncer de mama, los profesionales de la salud emplean el examen físico, mamografías, ecografías, resonancias magnéticas y biopsias. En el cáncer de cuello uterino, las pruebas más utilizadas son el Papanicolaou y el test de ADN del VPH.

Cuando se detectan células anómalas, se puede realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico. Cuanto más temprano se intervenga, mayores son las posibilidades de éxito en el tratamiento.

El doctor Francisco Terrier, presidente de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y especialista de la Clínica Breast y el Hospital Italiano de La Plata, explicó a Infobae: “Siempre hablamos de los 40 años como parámetro para comenzar con la realización de la mamografía anual; y si bien este es un mensaje clave, la educación y la transmisión de buenos hábitos de salud puede y debe comenzarse mucho antes”. Terrier remarcó la importancia de generar conciencia y educación sanitaria desde etapas tempranas de la vida.

Además de la mamografía, el autoexamen mamario resulta una herramienta complementaria relevante. La doctora María Eugenia Azar, vicepresidenta de la SAM y jefa del Departamento de Mastología del Instituto Roffo, afirmó: “Todas las mujeres deben autoexaminar sus mamas desde la adolescencia para aprender a conocerse y detectar alguna anomalía”.

Este procedimiento no reemplaza los estudios por imágenes, pero permite que las mujeres reconozcan su propio cuerpo y puedan advertir cambios como bultos, modificaciones en el tamaño o la forma de la mama, hundimiento del pezón o secreciones.

Cómo reducir el riesgo

Además del diagnóstico temprano, diversas acciones ayudan a disminuir la probabilidad de desarrollar estos cánceres. Para el cáncer de mama, un estilo de vida saludable es fundamental: mantener un peso adecuado, realizar actividad física con regularidad, evitar el consumo excesivo de alcohol y limitar el uso de hormonas en la menopausia.

Se recomienda el autoexamen mamario periódico, que consiste en observar y palpar las mamas para detectar posibles cambios. Aunque no reemplaza los estudios clínicos, permite conocer el propio cuerpo y facilita la consulta temprana ante hallazgos sospechosos.

La medida más eficaz para prevenir el cáncer de cuello uterino es la vacunación contra el VPH, indicada para personas de nueve a 45 años. Realizar controles ginecológicos periódicos y mantener relaciones sexuales con preservativo también son medidas relevantes. Si bien el preservativo ayuda a reducir el riesgo de transmisión, no garantiza una protección total, ya que el virus puede encontrarse en áreas de la piel no cubiertas.

A pesar de contar con un programa universal de vacunación contra el VPH en escuelas primarias, en Argentina la cobertura cayó abruptamente: de 2022 a 2023, bajó del 54% al 36% entre las niñas, dejando a muchas sin esta protección esencial. Reforzar la vacunación y promover la información es imprescindible para reducir la incidencia del cáncer de cuello uterino.

“La mejor herramienta que tenemos contra el cáncer sigue siendo el control a tiempo. Detectar una lesión en etapas tempranas cambia por completo el pronóstico. Por eso cada vez que una mujer se realiza sus chequeos de rutina, está dando un paso muy valioso para proteger su salud y ganar tiempo frente a la enfermedad”, aseguró Bugarín.

La doctora Azar también subrayó la influencia de los hábitos saludables en la prevención del cáncer y la tolerancia a los tratamientos: “Los hábitos de alimentación saludable y la actividad física no solo previenen la enfermedad cardiovascular, también disminuyen el riesgo de desarrollar cánceres como el de mama, colon y endometrio”.

Con información de Infobae

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