En su mensaje de Cuaresma, el Obispo de Orán pidió por el clamor de niños muertos por desnutrición

El obispo de Orán, monseñor Luis Antonio Scozzina, envió su mensaje de Cuaresma a la comunidad diocesana, e hizo referencia a la situación que viven habitantes de las comunidades originarias del norte donde se declaró la Emergencia Sociosanitaria.

Salta 28/02/2020

scozzina

La Cuaresma es un tiempo “de escucha y de discernimiento, tiempo de volver nuestro corazón al Misterio Pascual de Cristo muerto y resucitado”, comenzó diciendo el obispo: “Volver a centrar nuestra mirada en el camino de Jesús y de confiarnos en la misericordia del Padre”. 

Haciendo referencia la Iglesia local, el prelado indicó que “vive atravesada por profundas heridas y situaciones de dolor y de cruz”, y recordó “el clamor que brota de tantas familias sin la posibilidad de un desarrollo digno para sus hijos; el clamor de los niños y niñas que mueren en condiciones de desnutrición y por la falta de cuidado de los distintos organismos y administraciones del Estado; el clamor de las comunidades originarias que no tienen las condiciones mínimas para un desarrollo humano que les garantice la salud y el crecimiento armónico e integral”. 

Es decir, “una realidad de pecado estructural y social que clama al Dios de la misericordia por el atropello sufrido a los territorios y a sus pobladores originarios”. Asimismo, citó el documento postsinodal Querida Amazonía para recordar que “la escucha del clamor de la tierra y el grito de los pobres y de los pueblos con los que caminamos nos llama a una verdadera conversión integral, con una vida simple y sobria”. 

Por eso, dijo que la Cuaresma es para “contemplar el rostro de Cristo”, “un camino espiritual que nos lleve a la contemplación del rostro sufriente de Cristo, en una acogida misericordiosa de nuestros hermanos heridos y agobiados por tantas circunstancias de sufrimiento”. 

“Necesitamos redescubrir el sentido de la limosna como apertura y acogida del otro, del ‘extraño’. Abrir el corazón, manifestar la ternura de Dios con nuestra generosidad en el compartir los bienes solidariamente con los más carenciados”, añadió seguidamente. 

Finalmente, en el Año Mariano Nacional, rogó a María que “nos enseñe a estar atentos a los signos de Dios; nos conceda vivir como discípulos para escuchar, acoger y acompañar a los hermanos”.

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