Muerte de Trotsky, el asesinato de la Revolución Rusa a manos de Stalin

Hace 85 años, los dirigentes de la Unión Soviética asesinaron a uno de los tres revolucionarios que crearon el primer Estado socialista de la historia.

Sociedad21/08/2025

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El 21 de agosto de 1940 fue asesinado León Trotsky a manos de un militante comunista español, (reconocido como un líder por Stalin y enterrado en un cementerio de los héroes de Rusia). ¿Porqué los dirigentes de la Unión Soviética asesinaron al revolucionario que 23 años antes, había liderado junto a Vladimir Ilich Lenin la revolución que logró instaurar el primer Estado socialista y el primer Gobierno obrero de la historia?

Esa revolución, realizada en un país campesino, atrasado y sumido en el feudalismo, expropió a los grandes latifundistas (entre ellos a la Iglesia) para repartir la tierra entre los campesinos, puso las fábricas en manos de los obreros, igualó legalmente a las mujeres con los hombres, legalizó el aborto y la libertad de elección sexual, acabó con el analfabetismo y aumentó al doble la expectativa de vida entre muchas conquistas. Los poderosos del mundo no podían aceptar ese ejemplo ni que los trabajadores intentaran gobernarse a sí mismos. Por eso lo invadieron y atacaron.

Trotsky fue el encargado de armar desde cero el nuevo ejército soviético para repeler en todos los frentes de batalla a las invasiones armadas y financiadas por 16 naciones (E.E.U.U. Japón, Francia, Alemania, Inglaterra, entre otras) y ganar una guerra de cuatro años que destrozó la economía de ese país, causó más de 12 millones de muertos y en la cual perecieró la flor y nata de los dirigentes obreros y populares.

Los países imperialistas no lograron ganar la guerra, pero le hicieron pagar a la joven nación un alto costo por la osadía de demostrar que los trabajadores podían gobernar un país. Al emerger de esa guerra, en Rusia había hambrunas, escasez y una economía en crisis. Para empeorar todo, en 1921 hubo una sequía brutal que agravó más la situación. Otro golpe enorme fue la muerte de Lenin, el gran dirigente de todo el proceso revolucionario.

Junto a estos procesos, una serie de revoluciones europeas fueron derrotadas y desde 1920 comenzaron a cobrar fuerza en el mundo los sectores de ultraderecha, empezando por el fascismo italiano con Mussolini, las dictaduras de Hungría, Portugal, España, Grecia, Polonia, Yugoeslavia y Austria, para terminar en el nazismo alemán. En el marco de este giro a la derecha y apoyándose en el cansancio popular por todas las penurias sufridas durante cinco años, surgió un sector dirigente en Rusia que propugnaba el “socialismo en un solo país”, abandonando la política de Lenin de extender la revolución.

Este sector (liderado por Josep Stalin) concentró el poder en sus manos y persiguió, encarceló y mató a todos los que se oponían a sus políticas, eliminando la democracia soviética (ya restringida por causas de la guerra). Eliminó innumerables conquistas logradas (democracia, libertad de expresión, igualdad de géneros, aborto, libertad sexual, etc). Su giro a la derecha fue tal que terminó forjando una alianza con Hitler y la Alemania Nazi.

Trotsky se opuso a este retroceso, junto a millones de personas (que terminaron exiliados en Siberia, ejecutados o sometidos a farsas de juicio). Fue exiliado del país en 1927, mientras las “purgas” eliminaban en Rusia a todos los opositores. En 1940, mientras Stalin se abrazaba con Hitler, mandaba matar a Trotsky, poniendo la lápida sobre los ideales y el futuro de la primera revolución obrera triunfante.

Como ejemplo de esta brutal matanza, basta ver al Comité Central del Partido Bolchevique, electo en agosto de 1917, que condujo la Revolución de Octubre. Este histórico plantel constaba de veintiún miembros. De ellos, sólo uno permanece a la muerte de Trotsky en la conducción partidaria (y vivo), Stalin. Siete murieron por enfermedad o cayeron en manos del enemigo (no nos detendremos a discutir las causas). Otros siete, fueron fusilados. Tres desaparecieron durante las purgas, otros tres fueron liquidados política y quizás también físicamente. Trece de ellos, casi el sesenta y dos por ciento de los dirigentes de la revolución, resultaron ser (según la dictadura stalinista) "enemigos del pueblo".

La lucha de Trotsky por un socialismo con democracia y por intentar extender el socialismo a nivel mundial era inaceptable para la corrupta burocracia dirigente, que llenó de desprestigio a la palabra “socialismo” y terminó llevando al fracaso la revolución de octubre de 1917. Trotsky fue un incansable luchador contra la caricatura de socialismo que encararon Stalin y sus seguidores.

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