The Economist destacó el potencial de Vaca Muerta

La revista señaló que Milei apuesta fuertemente a la formación neuquina, que en 10 años pasó de producir 20.000 a 450.000 barriles de crudo por día.

Argentina17/02/2025

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En 2024 la Argentina exportó más energía de la que importó por primera vez en 14 años, este año superará a Colombia para posicionarse como el tercer productor de petróleo de América Latina, con unos 800.000 barriles diarios, sólo detrás de los 3 millones de Brasil y del millón de Venezuela, y solo China tiene más reservas de gas, destacó The Economist en un extenso artículo publicado este sábado, tras una visita a Neuquén.

La influyente publicación británica consultó a analistas internacionales, como Francisco Monaldi, de la Universidad Rice, en EEUU, y Vinicius Moraes, de Wood Mackenzie, y locales, como Daniel Dreizzen, titular de la consultora Aleph Energy y exsecretario de Planeamiento Energético, y Gustavo Medele, secretario de Energía de Neuquén, subrayó la actual carencia de infraestructura para aprovechar todo el potencial de Vaca Muerta y estimó en unos USD 50.000 millones las inversiones necesarias para poder exportar masivamente gas, en forma de GNL, vía grandes buques metaneros, al mercado asiático, cuya demanda se mantendrá al menos hasta 2040.

A continuación, algunos pasajes del extenso artículo del semanario británico.

“Argentina es el cuarto país del mundo con mayores reservas de petróleo shale y el mayor de gas shale, con excepción de China. Los argentinos empezaron a explotar Vaca Muerta hace aproximadamente una década. La producción creció constantemente. Luego, hace unos años, explotó. En 2024, Argentina exportó más energía de la que importó por primera vez en 14 años”, dice un pasaje.

Otro destaca que este año la Argentina “superará a Colombia, que produjo casi 800.000 barriles diarios (b/d) el pasado otoño, como tercer productor de crudo de Sudamérica. Sólo Venezuela, que produce cerca de 1 millón de barriles diarios, y Brasil, que supera los 3 millones de barriles diarios, bombearán más. Javier Milei, presidente libertario de Argentina, califica Vaca Muerta de ‘panacea’ y desea que los exportadores de energía del país prosperen. Si lo hacen, podrían revertir décadas de declive económico”.

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Sin embargo, advierte el artículo, la explotación “no convencional” de hidrocarburos en el país se enfrenta a “grandes dificultades. Los perforadores están encantados con la geología de Vaca Muerta y la comparan con las formaciones más ricas de EEUU, pero, como explica Vinicius Moraes, de Wood Mackenzie, una empresa de asesoramiento energético, ‘Argentina es una bestia diferente’: los controles del precio del petróleo, los impuestos a la exportación y las restricciones de capital dificultaron durante mucho tiempo los negocios”.

Esas políticas, explica, “junto con el envejecimiento de los pozos convencionales, hicieron que la producción de petróleo disminuyera durante la década de 2000. En 2012, la decisión de Cristina Fernández de Kirchner, entonces presidenta de Argentina, de nacionalizar YPF asustó a los inversores”.

Pese a eso al país llegó suficiente dinero como para fomentar el negocio. Miguel Galuccio, que dirigió YPF entre 2012 y 2016, prosigue, “convenció a empresas extranjeras -incluida Chevron, una de las principales petroleras- para que invirtieran en empresas conjuntas. Esto puede deberse en parte a las características específicas de la perforación de shale”.

Al respecto, cita a Francisco Monaldi, profesor de la Universidad Rice, en Houston, Texas, corazón petrolero de EEUU, quien señala que este tipo de producción “tiene costos iniciales bajos -comparados, por ejemplo, con la creación de una gran operación en alta mar-, pero requiere una inversión sostenida para perforar nuevos pozos y mantener el crecimiento de la producción”. Por lo cual nacionalizar un proyecto de ese tipo tiene poco sentido para un gobierno con problemas de liquidez. «Es como expropiar una empresa automovilística; al principio es estupendo, pero al día siguiente hay que pensar cómo seguir fabricando coches”, explica Monaldi.

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Sedienta de inversión

La inversión extranjera, continúa el artículo, ayudará a resolver el problema más acuciante de los exportadores argentinos: la infraestructura. El superávit de 2024, explica, “se consiguió suministrando gas a Chile, haciendo funcionar los oleoductos a toda máquina y enviando los barriles restantes de Vaca Muerta por camión. Un oleoducto adicional, que se inaugurará a principios de este año, ofrecerá algo más de capacidad para enviar exportaciones a Puerto Rosales, una ciudad de la costa. Los exportadores también están aumentando el suministro de gas a Brasil, utilizando antiguos gasoductos a través de Bolivia. Pero los mercados de los países vecinos siguen siendo pequeños en comparación con los de Asia y Europa”.

Pero aumentar realmente las exportaciones requiere mirar más lejos. “Hay varios proyectos en marcha, apoyados por exenciones fiscales y otros incentivos que Milei ha destinado a grandes inversiones en infraestructuras. YPF, junto con otras empresas, está construyendo un oleoducto para transportar 550.000 barriles diarios a Punta Colorada, donde un puerto de aguas profundas recibirá buques más grandes. La empresa también quiere enviar gas natural licuado (GNL) a Asia, donde se espera que la demanda de este combustible siga creciendo al menos hasta la década de 2040″.

Ahí aparecen cifras impactantes. “El costo de las instalaciones de exportación necesarias es inmenso: unos 50.000 millones de dólares, pero YPF, que ha firmado un acuerdo para desarrollarlas con la británica Shell, está decidida. Horacio Marín, su jefe, ha estado recorriendo Asia en busca de pedidos; el 21 de enero tres empresas indias dijeron estar interesadas en recibir cargamentos”, consigna el artículo, que concluye citando dos factores que, según Dreizzen, “podrían hacer descarrilar el progreso de Argentina. “En primer lugar, la próxima oleada de producción de petróleo y gas en Estados Unidos podría hacer bajar los precios, lo que haría menos rentables los proyectos de GNL en particular y dejaría a los productores argentinos con poco margen para competir. En segundo lugar, si el país sufriera otra crisis económica, los inversores extranjeros entrarían en pánico. Esto dificultaría aún más la expansión de la infraestructura de exportación del país. Aprovechar Vaca Muerta no será fácil. Pero ya está transformando el país”.

Con información de Infobae

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