Opinión Mario Ernesto Peña 18/09/2025

El error de Milei: cuando el problema es él mismo

El Presidente muestra torpezas políticas y económicas que lo dejan cada vez más aislado. Gobernadores, aliados y votantes se alejan, mientras él insiste en culpar a los demás.

A esta altura ya no cabe duda: Javier Milei no solo demuestra impericia en la política, sino también en la economía, el terreno en el que se suponía experto. Su liderazgo se desdibuja día a día y queda claro que aquel plan que le “vendieron” antes de asumir ya no le sirve para sostener un gobierno que navega entre contradicciones, improvisaciones y torpezas.

El Presidente parece perdido. No reaccionó a tiempo después de la derrota en la provincia de Buenos Aires, improvisó movimientos con un ministro del Interior que fue a hablar con gobernadores sin poder ofrecer soluciones, y recibió como respuesta lo que muchos mandatarios provinciales ya vienen repitiendo: “Llegaste tarde”. Obras paralizadas, fondos recortados y acuerdos políticos incumplidos hacen imposible sostener alianzas que ya se rompieron.

En Salta, por ejemplo, los libertarios se quedaron sin interlocutores serios. ¿Qué pueden decir hoy Zapata, Orozco, Olmedo o Moreno a los sectores productivos, a las universidades, a los jubilados? Nada. Se convirtieron en emisarios de un gobierno nacional que los dejó sin bandera que levantar. Por eso la estrategia parece ser esconderse hasta las elecciones.

Mientras tanto, Milei volvió al viejo libreto de Twitter, con agravios y el “carajo” de siempre, como si las redes sociales fueran suficientes para gobernar. El problema es que cree que la culpa siempre la tienen los demás: los “cuca”, los jueces, la oposición. Nunca él. Lo cierto es que fue su decisión acelerar la detención de Cristina Fernández, un error que terminó fortaleciendo a la ex presidenta y revitalizando al peronismo.

El dólar, lejos de los 600 pesos prometidos, se dispara a 1510. La economía cruje, los salarios se licuan, los compromisos se incumplen. Y, como si fuera poco, la Justicia ya puso fecha para que su hermana y funcionarios del entorno declaren por presuntos actos de corrupción.

Milei parece necesitar un enemigo constante para justificar sus propios fracasos. Pero lo que se vio en las calles en estos días no fue desestabilización, fue democracia. La gente ya lo vio actuar y percibió que no hay destino posible bajo esta gestión.

Si el Presidente cree que lo empujarán a un golpe para victimizarse, se equivoca. Todo indica que lo dejarán llegar al final de su mandato, aunque cada vez más solo, enredado en sus propias palabras y contradicciones. El problema de Milei ya no son los “kuka”. El problema de Milei es Milei.

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