
Tal como venimos insistiendo desde hace tiempo en estas columnas, en momentos de crisis la centralidad de la política pasa por el Congreso de la Nación. Allí se debate el presente y el futuro de la Argentina.
El clima electoral que domina al país no tapa hechos significativos que se están desarrollando. Es el caso de la edad de imputabilidad en menores, que tiene un dictamen favorable para que se reduzca a 14 años.
Opinión07/05/2025La decisión de modificar el Régimen Penal Juvenil ya tiene su tiempo. La discusión ha trascendido varios turnos de gobierno pero desde hace un año y con el impulso de la administración libertaria ha tomado decididamente un camino de definición, que obliga a que todo el país esté atento sobre la resolución final. Es una de las cuestiones que exige una mirada federal y compromete a la sociedad en su conjunto.
No es un tema para un tratamiento electoralista pero sí se trata de una decisión política que se tratará de lograr antes de la renovación parlamentaria. En ámbitos especializados fue objeto de análisis y se tomó posición, quedando en claro que no hay unanimidad y hay exigencias que deben ser consideradas en la norma que se está tratando.
Al debate que generó la decisión del Ejecutivo nacional de girar un proyecto al Congreso, bajando la edad de imputabilidad de 16 a 13 años, desde esta provincia se sumó oportunamente la voz de María Eugenia Hernandez Berni, asesora de menores e incapaces N° 5, quien calificó como un error la intención de bajar la edad de punibilidad de los delitos que cometen menores de edad, alegando que si se adopta esa medida las bandas y organizaciones delictivas buscarán niños más chicos para usarlos en la comisión de los mismos. Además destacó que en Salta solo el 1 por ciento de los delitos graves son cometidos por los menores.
La funcionaria opinó que “uno de los grandes temas que se deben abordar es la presencia o ausencia del Estado en materia de políticas públicas que puedan contener a todos estos niños y niñas, que en su inmensa mayoría provienen de hogares disfuncionales, con ausencia de las figuras parentales”. Convocó a pensar como sociedad porqué se pasó de niños en peligro a niños peligrosos.
Es cierto que en el ámbito de la Cámara de Diputados de la Nación hubo espacio para escuchar a expertos de la sociedad civil, la mayoría de los cuales expresaron críticas a la intención de apuntar a la baja de la edad. Cumplida esa consulta se avanzó a la compatibilización de siete proyectos, incluyendo el más extremo girado por la cartera de Justicia, que conduce Mariano Cúneo Libarona.
Finalmente este martes, en un plenario de las comisiones de Legislación Penal; Familias, Niñez y Juventudes; Justicia y Presupuesto y Hacienda se despachó un dictamen proponiendo los 14 años como umbral mínimo de punibilidad. Tiene un importante número de adhesiones y superó al de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda, que mantiene esa edad en los 16 años.
Desde la oposición se cuestionó que se imponga la política punitivista que sostiene la derecha argentina sin poner el acento en disposiciones que pongan a resguardo los derechos básicos de la población adolescente. Sí se han contemplado garantías procesales, como las del debido proceso, la defensa en juicio y el derecho a ser oídos. También se propone reducir la pena máxima de 20 a 15 años.
Pero se abrió un nuevo frente para encarar las penas privativas de la libertad. Una corriente de opinión exige que ningún juez dicté la prisión efectiva hasta que los institutos no estén adecuados para albergar a adolescentes de 14 a 18 años. Son las provincias las que deben asumir la responsabilidad de esa adecuación.
Ninguna política de obra pública proyecta la construcción de cárceles, cuando hacen faltan viviendas, rutas o diques. Las políticas públicas actualmente tampoco resuelven la problemática social que conduce a reclamar más seguridad. Tampoco se ha logrado la contención de una parte importante de la población que las estadísticas ubican en el sector donde castiga la pobreza y la mala calidad de la educación.
Son las prioridades que deben atenderse.
Salta, 07 de mayo de 2025
Tal como venimos insistiendo desde hace tiempo en estas columnas, en momentos de crisis la centralidad de la política pasa por el Congreso de la Nación. Allí se debate el presente y el futuro de la Argentina.
Sin antecedentes cercanos de una decisión similar, el Concejo Deliberante rechazó la Cuenta General del Ejercicio 2023, correspondiente al último año de gestión de Bettina Romero. Asimismo, aprobó por mayoría la del año 2024.
El Presidente muestra torpezas políticas y económicas que lo dejan cada vez más aislado. Gobernadores, aliados y votantes se alejan, mientras él insiste en culpar a los demás.
Las marchas en todo el país y el rechazo del Congreso a los vetos presidenciales expresan lo más elemental de la democracia: el pueblo y sus representantes le marcan límites al poder. No es un golpe, es participación ciudadana.
Congreso y gobernadores son dos partes del poder político que desvelan al Ejecutivo Nacional. Tras dos años con presupuesto prorrogado la administración libertaria ha entendido que puede ser un elemento ordenador de vínculos inconducentes, como los que ha venido manteniendo hasta ahora.
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El candidato a senador acusó a la gestión Milei de priorizar la confrontación antes que resolver las necesidades de universidades, jubilados y provincias.
La Cámara Federal de Apelaciones de Salta rechazó una nueva impugnación de la defensa y dejó firme la solicitud de desafuero del legislador, investigado por peculado de servicio y abuso de autoridad.
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Los ediles señalaron la cantidad de obras “abandonadas” de la gestión Romero a partir de su derrota electoral en mayo de 2023. Sumaron los sobreprecios en las obras de Plaza 9 Julio y canal de Yrigoyen.