
Filas interminables se extendieron por varias cuadras. “Te dan un número, pero si no llegás temprano, quedás afuera. Deberían digitalizar el proceso”, señaló una madre.
La investigación por la desaparición se reactivó. Esta semana, varios testigos que vieron a la joven y residen en la zona donde fue vista por última vez, volvieron a prestar declaración.
Salta08/11/2024A pedido del titular de la Fiscalía de Distrito Salta, el fiscal general Eduardo Villalba, la jueza federal de Garantías N°2, Mariela Giménez, citó a declarar esta semana a siete testigos vinculados a los momentos previos a la desaparición de la diseñadora María Cash, ocurrida el 8 de julio de 2011 en la zona de Palomitas, sobre la ruta 9/34, en el tramo entre el acceso a la ciudad y la localidad de General Güemes.
En una etapa previa, la fiscalía enfrentó llevó adelante la tarea de depurar del expediente cientos de pistas que llegaron desde distintos puntos del país e incluso del exterior, todas ellas surgidas en el marco del ofrecimiento de recompensa -actualmente de 5 millones de pesos- por información sobre el paradero de la joven que en ese momento tenía 29 años.
Esta labor demandó varios meses de investigación y estuvo a cargo de una mesa interdisciplinaria conformada por integrantes del Cuerpo de Investigación Fiscal dependiente del Ministerio Público Fiscal de la provincia y de Gendarmería Nacional, todo ello en el marco del trabajo en cooperación promovido por el Código Procesal Penal Federal.
Este gabinete analizó más de cien expedientes con un volumen de aproximado 26.400 informes. Se trata de actuaciones que se iniciaron a partir de miles de llamados realizados por personas que dijeron haber visto a Cash, o bien, dieron pistas de dónde podría estar.
Del análisis de estos reportes, se establecieron contradicciones y falsedades de parte de varios testigos que originalmente aportaron información y que habrían desvirtuado la dirección de las investigaciones, motivados principalmente por la posibilidad de acceder al pago de la recompensa.
Saneado el expediente, la fiscalía consideró necesario volver al minuto cero de la desaparición de la joven, a fin de poder reencausar la investigación. En ese marco, es que se requirió las testimoniales de las personas que, ya sea directa o indirectamente, vieron o tuvieron contacto con Cash.
Si bien resta analizar las nuevas declaraciones, la fiscalía quedó satisfecha con este paso, puesto que se pudieron confirmar ciertos indicios, pero también surgieron elementos que robustecen una línea de sospecha que podría darle un giro al caso.
Línea del tiempo
El lunes 4 de julio de 2011, Cash, de 29 años, abordó un micro en la terminal de ómnibus de Retiro, en Buenos Aires. Su destino era la ciudad jujeña de San Salvador. Al día siguiente, la joven descendió en Tucumán, desde donde subió a otro colectivo y se dirigió a Rosario de la Frontera, en Salta.
Luego, un camionero la acercó hasta la rotonda de acceso a la localidad santiagueña de La Banda, desde donde abordó otro micro con rumbo a Jujuy, donde llega el 6 de julio. Allí, realizó un llamado telefónico con un amigo jujeño, tras lo cual fue vista cuando hacía dedo.
También se estableció que llamó a su familia, mientras que alrededor de las 23.34 de aquel día, fue captada por las cámaras del peaje AUNOR, ya en el acceso a la ciudad de Salta.
El jueves 7 de julio, en tanto, se registró su ingreso al hospital San Bernardo en horas de la mañana, donde pidió atención médica, pero se retiró. De las personas que la vieron, surgió que la joven se mostraba físicamente deteriorada.
Más tarde, a las 9, personal del peaje AUNOR encontró su mochila. Y a las 12, un remisero informó que la había trasladado del barrio Portezuelo, cercano al hospital, hasta el acceso a la capital salteña.
Al otro día, el 8 de julio, Cash tocó la puerta de una vecina, en la avenida Tavella, en la misma zona de acceso a la ciudad. En esa vivienda, la joven pidió asilo, pero no lo consiguió.
Luego, fue vista por dos empleados de una estación de servicio ubicada en la rotonda de Torzalito, en la ciudad salteña de General Güemes. A uno de ellos, le dijo que no estaba alterada ni perdida. Posteriormente, a las 16.30, un camionero la vio hacer dedo en la ruta 9/34, la levantó y la trasladó hasta una gruta de la Difunta Correa, siendo este el último registro que los investigadores tiene de ella.
Filas interminables se extendieron por varias cuadras. “Te dan un número, pero si no llegás temprano, quedás afuera. Deberían digitalizar el proceso”, señaló una madre.
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