Palabra

Cabe recordar el mensaje ecuménico e interreligioso que como "Declaración conjunta por un diálogo responsable y comprometido" se dio a conocer el 22 de agosto pasado, a poco de haberse realizado las primarias nacionales. Una decena de instituciones religiosas, incluida la Conferencia Episcopal Argentina, volcaron en ese documento las reflexiones sobre sus resultados, que interpretaron como un llamado de atención que le envió la sociedad a la dirigencia política.
Allí plantearon que como personas religiosas les preocupa la falta alarmante de diálogo entre las diferentes corrientes políticas y de éstas con la sociedad y eso ha quedado reflejado en las PASO. “No hay país posible sin diálogo. Tampoco hay diálogo con insultos, gritos y descalificaciones del que piensa distinto. Necesitamos imperiosamente del diálogo para la amistad social que haga del encuentro una cultura”, expresaron los referentes de los distintos credos reconocidos en el país.
Esa preocupación fue expresada este lunes con mayor énfasis por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea. El prelado alertó que "en este tiempo de desesperanza y decepción que provoca la creciente pobreza” apareció “un clima de autodestrucción, un deseo de que todo se desborde para caer en el vacío”.
La prédica de la Iglesia Católica avanza sobre los comicios que vienen y manifiesta la inquietud sobre cómo se va a gobernar un país dividido. No le pasó por alto el clima de violencia en las expresiones de los candidatos porque no ayudan a la paz social. Advirtió, sin embargo, que como institución no tendrá injerencia dado que su tarea es pastoral y porque la emisión del voto es un acto de enorme responsabilidad y requiere del respeto de la voluntad popular. De todas maneras, y así lo dijo a través de monseñor Ojea, de ninguna manera renunciará “a la vocación primera de anunciar el Evangelio con libertad", aunque incomode a la dirigencia y sin que limite la libertad de los candidatos a expresar su desacuerdo.
A esas voces se sumó la del sacerdote Julio Raúl Méndez, quien también describió la situación del país como preocupante ya que no se trata de una crisis sino de un proceso de decadencia. “Vivimos desarmando lo que había sin poner en marcha un proceso de construcción”, detalló para explicar las dificultades que la Argentina tiene de resolver sus problemas.
En ese marco, las elecciones se muestran como una herramienta que debe usar la ciudadanía. Para Méndez, el elector sabe lo que vota, contrariamente a lo que expresan amplias franjas de la dirigencia política que sostiene que lo sucedido en las primarias es el resultado de una de la mala interpretación de los mensajes que recibe en campaña. El voto de las PASO refleja un rechazo, según entiende el sacerdote, pero también la necesidad de encomendar a alguien que se haga cargo del problema y que no sea ninguno de los que tienen o ya tuvieron esa responsabilidad. A su juicio, la ciudadanía demanda con su rechazo madurez política y verdad a una dirigencia que no está haciendo una lectura correcta de la realidad.
En el mensaje de este Milagro, en el que los fieles no solo buscan contención espiritual, se transmite la reflexión sobre la realidad. A los ojos del arzobispo Mario Cargnello, hay una indiscutida inequidad en el acceso a los bienes de la tierra porque pocos tienen mucho y no comparten con los que tienen poco o nada y son más. De todas maneras, desde ese mensaje, no es la crisis económica lo que preocupa. El conductor de la Iglesia salteña reconoce que la crisis existencial es más grave que las dificultades económicas porque genera una mayor fragilidad en la persona humana.
Y allí llega la palabra de Dios, que los salteños en multitud van a escuchar en estos días. Especialmente los que menos tienen, a los que la política todavía no dio soluciones.
Salta, 12 de septiembre de 2023