Amenaza a Messi

Qué pena para Messi y su familia. Su merecida alegría por los logros deportivos obtenidos y los innumerables premios recibidos en el mundo y la admiración de millones de personas hoy se ve alterada grandemente. Habrá que valorar adecuadamente el riesgo de volver a Rosario y en caso de hacerlo cabe preguntarse si lo podrá gozar o si estará custodiado de tal manera que su libertad quede eclipsada. Para los argentinos en general representa un injusto contra un ídolo y la gran pena de no gozarlo eventualmente en su tierra natal.
En el gobierno de María Estela Martínez de Perón se instauró la Triple A que fue la avanzada del Proceso de Reorganización Nacional en la que la amenaza a millares de personas en muchos casos se cumplió y en otros casos sólo el exilio los salvó. Tener que irse del país en el que uno nació y vivió es una de las penas más graves que puede padecer el ser humano. Los romanos la aplicaban con tal rigurosidad que el ostracismo era tremendo, vivir fuera de cualquier lugar del extenso imperio era casi insufrible y muchos de esos exiliados preferían una muerte rápida a la agonía del exilio.
Hoy este hecho lamentable que ha ocurrido en Rosario nos debe necesariamente llamar a la reflexión. No es posible que alguien por el uso de la fuerza, sea por bandas armadas o pergeñado por el Estado, se adueñe de la libertad y hasta de la vida de una persona solamente por la imposición, precisamente del poder que le da la fuerza.
Esto que está en nuestra patria, en Rosario de Santa Fe, es la demostración más acabada de la penuria que podríamos seguir profundizando. Si el Estado no pone todo su empeño en forma coordinada y decidida de hacer frente a las bandas que asolan hoy Rosario, pero que en pequeña escala se muestran en otros territorios, será entonces el triunfo de ellas.
Se ha establecido como norma general que la persecución al tráfico de drogas es de competencia federal aunque aquí en Salta fue muy acertado que la provincia persiga al micro tráfico, pese a que la Nación no mande los recursos que la ley establece. Nada hay que dejar de hacer.
Es de esperar que no nos ganen. Es de desear que el extraordinario poder legal del Estado se ponga en acción integralmente y que los celos políticos se eclipsen. Ningún gobierno ni ninguna autoridad tienen derecho a anteponer cualquier excusa para evitar el triunfo de la seguridad y la paz.
Ahora es mundial el conocimiento del potencial de las bandas en la ciudad de Rosario de Santa Fe. Es un buen momento para que el Estado demuestre también mundialmente que estamos en condiciones de profundizar la lucha para erradicarlas. Hay que hacerlo.