“Gemidos de la memoria” Nº 4

Ante la aproximación de la culminación del año apelaremos a nuestra columna a los efectos de realizarnos algunas preguntas, con el objeto de acercarnos a respuestas que nos posibiliten auto reflexionarnos como pueblo y, como de preguntas está colmada la existencia, se nos ocurre iniciar con una duda: si, el  ingeniero que adjetivó a los habitantes de un país como “una raza superior” sabía que, en esas lejanas tierras, nació un reconocido dramaturgo alemán, Bertold Brecht (1898-1956), cuya obra y pensamiento, expresan una rebelión contra los poderosos y la opresión política, social y económica que, según él, percibió cuando creció y miró a su alrededor. No le gustó la gente rica, ni el mandar, ni el recibir servicios, y abandonó su hogar y se unió a los pobres. Sostenía que las guerras solo servían para aumentar las propiedades de los hacendados, la miseria de los miserables, los discursos de los generales y para hacer crecer el silencio de los hombres, e instaba a los que pretenden, vencer nuestro instinto  criminal, que nos den primero de comer. De moral hablaremos después. Esos que no se olvidan de cuidar nuestra formación, sin que por ello dejen de engordar, escuchen esto, decía, por más que le den vueltas, primero es comer, y después de hartos ¡venga moral!

 ¿Recordamos los argentinos, que el analfabetismo en América Latina era terrorífico y, en nuestro país, el golpe de estado de 1976, significó el inicio de un descenso imperdonable e irrecuperable, con su 6,1%, es decir que más de seis millones de argentinos eran analfabetos, y Salta sobre 700 mil habitantes, poseía un 13 % de población analfabeta con un promedio de 52% de deserción escolar en los tres niveles. Sin contar a departamentos como Los Andes, Iruya, Santa Victoria y otros donde la deserción superaba el 75%.? 

 ¿Sabemos que la UNESCO siempre sostuvo que un país debería dedicar como mínimo el 25% de su presupuesto en la educación. Argentina en 1975 dedicó el 16%; en 1980 el 12%  y en 1983, concluido el golpe de estado, el 7, %.?

¿Tenemos conciencia que en el país subsisten dos proyectos políticos, antagónicos, sin definición en favor de uno de ellos. Que varias generaciones de argentinos respondieron a un proyecto europeizante, y fueron los porteros de un largo saqueo; donde también existe una mayoría, que se debate entre los golpes de estado y los pocos períodos democráticos, simbolizan la alternancia de uno u otro  en la administración de la cosa pública. Uno, hace valer el poder económico – militar y el otro el valor del número y del trabajo?.

¿Qué el territorio nacional, en 1776, tenía 4.500. 000 km2. Integrado por los territorios actuales de Bolivia, Paraguay, Uruguay, parte de Rio Grande (Brasil), y parte del norte de Chile, y, por lo que actualmente es  la República Argentina que por entonces se llamaba Virreinato del Rio de la Plata y, su capital, estaba en Buenos Aires. Desde 1810 hasta la fecha, solo vemos como se resquebraja la casa. Hoy nuestro país comprende 2.766.888 km2 (solo la mitad de lo heredado). Hoy, entre 45 millones de argentinos hay quienes quieren que seamos menos territorio y solo 15 millones de habitantes. Con la entrega y muertes que encierra ese objetivo? 

¿Conocemos las implicancias de que una minoría de privilegiados prosiga repartiéndose la tierra y traben a su antojo el desarrollo de sus posibilidades productivas, controlando, desde hace más de un siglo, los principales resortes del poder. En 1983 el país tenía 9 millones de habitantes en estado de desnutrición, por causa de la subalimentación. Las tasas de mortalidad infantil indicaban que más de 300 mil niños no alcanzaban  el año y medio de vida. El norte argentino cobijaba en su seno a los desnutridos  “actuales”, que son los que no tienen el peso adecuado para su edad ni para su talla. La situación comprometía y aún compromete seriamente el desarrollo futuro de la sociedad argentina, pues es sabido que aquellos niños que han padecido una desnutrición tendrán un coeficiente intelectual menor en 15 a 20 puntos?.

¿Sabemos que la desnutrición provoca también la reducción de los lípidos cerebrales y afecta particularmente a la mielina, vaina protectora  y nutritiva de los nervios. Que la desnutrición, en el periodo fetal y en la infancia, está vinculada al deterioro intelectual. Que en un niño desnutrido se observa apatía, negligencia, falta de curiosidad, falta total o parcial de respuestas a los estímulos del contexto familiar o social, además de las reacciones indirectas por carencia nutricionales; patologías infecciosas, sarampión, trastornos broncopulmonares, bocio endémico y cretinismo crónico y endémico?.

 ¿Tenemos real conciencia de las consecuencias del endeudamiento internacional de país en cuanto a trabajo, salarios, poder adquisitivo, hambre, desnutrición crónica, (peso edad), desnutridos “actuales” ( peso- talla) y mortalidad infantil, entre otros efectos? En una sociedad, que incentiva el silencio y nos dice” el silencio essalud”, que fomentó el sentimiento de culpa, que nos induce a una conducta de olvido nos dice “hay que olvidar el pasado para reconciliar a la nación”. Una sociedad que, a la hora de los privilegios, habla en singular y a la hora de asumir  responsabilidades dice “todos somos culpables” y que “la deuda debe ser honrada”?. 

¿Qué la salud mental, como todos los problemas sociales, se vincula con el contexto político y económico en el que se desarrolle y que, en Argentina, el terror político y económico impuesto por la dictadura y sus secuelas de crisis, desaparecidos, ilícitos y muertos en una guerra absurda, afectó seriamente a los argentinos y, a los 600.000 psicóticos declarados, en todo el país, se sumaron un millón y medio de alcohólicos y 7.500.000 habitantes con problemas de ansiedad, y que la organización mundial para la salud (OMS) aseguraba que un medio psicosocial adverso contribuye a una merma de la inteligencia y es un factor de retraso mental leve. Como ocurre  con todas las formas de retraso mental, más sociales y se pueden combatir mediante una educación cualificada?. 

¿Estamos seguros de que aparte de preocuparnos por la gran cantidad de problemas estructurales que tenemos, algunos desde siempre, ¿ Nos estamos ocupando en serio de ellos? Sabemos que el censo de 1984, momento del reinicio de la vida democrática, la dictadura nos dejó la herencia de más de doce millones de argentinos que se inundaban y no tenían agua potable. Dieciséis millones carecían de cloacas y dos millones y medio de personas habitaban las llamadas “Villas Miserias”, en viviendas ranchos o casuchas inhabitables, acorde a los índices mínimos fijados por los Organismos Internacionales de los Derechos Humanos, y donde las condiciones de hacinamiento y la contaminación del ambiente, por la carencia de los servicios esenciales, generaban focos infecciosos que afectaban la salud de los pobladores. Donde la desocupación y el hambre incentivaban el alcoholismo y la mayoría de los niños no alcanzaban los grados superiores de la escuela  y la mortalidad infantil se calculó de un 96.1 por mil. Los latifundistas poseían el 60% del territorio nacional, apto para la agricultura, y la ganadería. Como la cuestión da para mucho y largo, ampliaremos!!!

                                                   Muchas gracias. Hasta la próxima.

                                                          Miguel Ángel Cáseres