Japón: Investigadores desarrollaron un robot facial hecho con células humanas que puede sonreír

Investigadores japoneses utilizaron células humanas para crear algo equivalente a la piel viva, se la aplicaron en un robot para hacerlo de sonreír de manera realista, aunque espeluznante.

El Mundo 02/07/2024

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Un grupo de ingenieros japoneses está trabajando para que los robots puedan imitar una expresión muy humana: la sonrisa.

Para ello, crearon una máscara facial a partir de células de piel humana y la colocaron en robots mediante una técnica innovadora que oculta la unión y es lo bastante flexible para convertirse en una mueca o en una sonrisa.

 El resultado es un material flexible y duradero, diseñado para proteger la máquina y hacerla parecer más humana. Más allá de la expresividad, el “equivalente de piel”, como lo llaman los investigadores, tiene capacidades de cicatrización y autocuración y puede sufrir quemaduras, según un estudio publicado el 25 de junio en la revista Cell Reports Physical Science.

 “Los rostros y expresiones humanoides mejoran la comunicación y la empatía en las interacciones humano-robot, lo que hace que los robots sean más eficaces en funciones de atención médica, servicio y compañía”, afirmó Shoji Takeuchi, profesor de la Universidad de Tokio e investigador principal del estudio.

Kevin Lynch de la Universidad Northwestern destacó que el método de fijación de piel es un avance en la robótica biohíbrida, integrando la ingeniería mecánica con la genética y de tejidos, permitiendo que la piel viva se ancle de manera efectiva a los robots.

La investigación surge en un momento en el que los robots son cada vez más omnipresentes en las fábricas. Según la Federación Internacional de Robótica, en 2022 había 3,9 millones de robots industriales trabajando en las líneas de ensamblaje de automóviles y electrónica, entre otros entornos laborales.

Un subconjunto de estos robots incluye los llamados humanoides, máquinas diseñadas con dos brazos y dos piernas que les permiten trabajar en entornos construidos para trabajadores humanos, como fábricas, así como en los sectores de la hostelería, la salud y la educación.

 Durante décadas, los ingenieros robóticos han experimentado con materiales, buscando algo que pudiera proteger la compleja maquinaria de un robot y, al mismo tiempo, ser lo suficientemente suave y ligero para una amplia gama de usos. Si la superficie de un robot se golpea o rasga, esto puede afectar el funcionamiento de la máquina, por lo que la capacidad de autorreparación es una “característica crítica” para los robots humanoides.

El novedoso método de fijación de piel supone un avance en el incipiente campo de la robótica biohíbrida, que integra la ingeniería mecánica con la genética y de tejidos. “La piel viva puede ayudarnos a alcanzar el máximo objetivo de las pieles autorreparadoras en robots biohíbridos”, explicó Lynch.

En 2022, el equipo de investigación desarrolló un dedo robótico cubierto de piel viva, que le permitía flexionarse como un dedo humano, lo que le daba la sensibilidad necesaria para realizar tareas más precisas. El equipo de Takeuchi había probado fijar la piel con ganchos diminutos, pero se desgarraban cuando el robot se movía. Así que el equipo decidió imitar los ligamentos humanos al fijar la piel artificial al robot mediante pequeños agujeros en forma de V y un gel con colágeno.

Esta estrategia dota a los robots rígidos tradicionales de pieles biológicas suaves, lo cual los hace más “humanoides”, comentó Yifan Wang, de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur. La unión de la piel también confiere al robot biohíbrido la capacidad de producir sensaciones, acercando la ciencia un paso más a la fantasía de la ciencia ficción y creando oportunidades para una interacción segura y sensitiva con los humanos.

Takeuchi comentó que el siguiente objetivo de su investigación es crear una piel que imite la funcionalidad de la piel real, incluyendo vasos sanguíneos, nervios, glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas y folículos pilosos. En lugar de los sistemas neuronales que transmiten sensaciones en un cuerpo humano, la electrónica de un robot tendría que alimentar una señal de sensor, un desarrollo que, según Wang, requeriría mucho más tiempo e investigación.
 
 
Con información de Infobae

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