Opinión09/09/2021

Tarea

Al borde de una nueva elección, el Concejo Deliberante realizó el miércoles una breve pero intensa sesión. Para adelante quedaron planteadas importantes cuestiones que hacen a la vida de la principal ciudad de Salta y algunas comprometen al propio Gobierno de la Provincia.

A través de un proyecto de Resolución, el cuerpo pidió información sobre el desarrollo inmobiliario en el área de influencia del aeropuerto Martín Miguel de Güemes; le interesa conocer sobre loteos o emprendimientos edilicios emplazados o proyectados en la zona. No es interés; es preocupación. No es oportunismo; es la oportunidad para advertir riesgos. Más de una década de desinversión  y el desinterés por el servicio que presta la estación aérea dan cuenta de una miopía que se parece mucho a la ignorancia.

Según el relato de uno de los autores de la demanda de información, el reelecto concejal José Gauffín, fueron los representantes de las Administraciones Nacional y Provincial de Aviación Civil, de la Aviación Civil Salta y de Vialidad de la Provincia las que detallaron falencias, carencias y riesgos que asedian a la estación aérea. A la falta de inversión en equipamiento e iluminación actual, sus proyecciones son muy ajustadas  teniendo en cuenta que sus posibilidades de crecer son casi inexistentes, por el cerrojo que va ciñéndose en su torno ante la creciente radicación de asentamientos urbanos. Por ahora hay una expansión inmobiliaria mayoritariamente baja pero se impone la limitación en la altura de los edificios a construir.

Otro dato no menos significativo es el tránsito en la Avenida Banchik, principal vía de acceso. Veinte mil vehículos diarios indican que ante una emergencia en el aeropuerto, que era el único internacional en la región, habría serios inconvenientes para aplicar un plan de evacuación con los estándares exigibles para esas circunstancias. El peligro no es para los usuarios de la estación sino también para los que transitan hacia las zonas residenciales aledañas y para los pobladores del área.

Condenado solo a mantener actualizada la infraestructura actual, si efectivamente no se disponen mejoras, la amenaza inmediata es ir progresivamente perdiendo vuelos, que en pre pandemia ubicaban al aeropuerto salteño a la cabeza en la región. Perder frecuencias a mano de otras estaciones cercanas –como las de las vecinas provincias de Jujuy y Tucumán- que fueron destino de ingentes inversiones, acarreará un retroceso en las preferencias como destino turístico.

La imposibilidad de ampliar sus prestaciones para corregir las desventajas en materia logística es otro aspecto que no debe dejarse de lado. Es que cualquier decisión debe adoptarse descartando, por ahora y por mucho tiempo, una relocalización.  

Una provincia, que en solo quince años ha crecido poblacionalmente casi 20 puntos, no puede concentrar sus esfuerzos en la resolución de problemas de antaño. La pobreza, la carencia de servicios, educación de mala calidad, atención sanitaria discriminatoria o el déficit habitacional, no debieran estar ocupando prioritariamente un plan de gobierno. 

En un cuarto de siglo se ha impuesto una sola política de estado y sobre ella se cabalga buscando la salida. Todo está para discutirse y decidir, en tanto se abandonen las miradas de corto plazo y se reniegue de la defensa de posiciones sectoriales, para trabajar con urgencia en un proyecto integral de Provincia. La tarea debe ser colectiva, sin figuras providenciales.

Salta, 09 de setiembre de 2021 

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