Opinión Guillermo Martinelli 05/05/2021

Patricia Bullrich y el PRO

No me cabe duda alguna que después de su propuesta, que la dijo en público y que ratificó ante la pregunta que el periodista Jonathan Viale le hizo -a manera de salvavidas- la presidente del Pro manifestó claramente que estaba dispuesta a entregar al laboratorio Pfizer la soberanía de las Malvinas para que nos provea de vacunas contra el covid 19, aunque después haya intentado, de mil maneras, despegarse de semejante propuesta, visto el repudio generalizado que provocó en la mayoría del pueblo argentino.

Patricia Bullrich, que ejerce la presidencia del partido Pro, fundado por Mauricio Macri, no es una novata en la política y tampoco en los medios. Ella no puede alegar inexperiencia ni tampoco candidez, Es una persona, independientemente que se coincida o no con ella, formada ideológicamente y con una aplicada cintura política en las cosas que nos pasa en el país.
Su propuesta de entregar la soberanía de las Malvinas sorprende  no por el desapego que tiene por la patria sino por el alto grado de entrega a la que está dispuesta en favor de los intereses extranjeros. El cipayismo de la presidenta del Pro, integrante de Juntos por el Cambio, no es un caso individual solamente de ella, sino también de los máximos exponentes de su agrupación política que tienen posturas similares.
Con motivo de conmemorarse el Bicentenario de la Independencia Nacional en el año 2016, en la Casa de Tucumán, lugar donde se dispuso y juró la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y ante la presencia del Rey de España Juan Carlos, el entonces presidente Mauricio Macri, pidió perdón al Rey por la angustia que significó la independencia del Reino de España. Lejos estuvo el ex presidente de celebrar tamaña gesta de la construcción de la soberanía Argentina.
Nuestra soberanía no es solo un acto histórico, es la construcción de la simiente revolucionaria durante todos los días del año. Construcción con sus avances  y logros para afianzar el país que sostenemos como propio los argentinos.
Las Malvinas son argentinas. Cualquier acto de entrega, como el que sufrimos con Galtieri y compañía, es lacerar el corazón de cualquier argentino bien nacido.
No es casual que Bullrich y Macri piensen y actúen como lo hacen. Son cipayos.
 

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