Opinión07/06/2024

Reflexión

Rara felicidad la de los tiempos en los que pensar lo que quieras y decir lo que piensas está permitido.

La reflexión de Tácito sirve cuando la celebración del Día del Periodista está precedida por valoraciones negativas de la situación de la libertad de prensa.

A escala mundial, se impone una constatación: la libertad de prensa está amenazada por los mismos que deberían ser sus garantes, las autoridades políticas. Así lo indica la última edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras y dada a conocer el 3 de mayo pasado, en el Día Mundial de la Prensa. Con esa libertad en riesgo necesariamente decae el ánimo festivo pero se consolida la tarea de mostrar una realidad que atañe no solo a periodistas sino a la sociedad en su conjunto.

La clasificación de la reconocida ONG es un modo de objetivar una valoración que da cuenta cómo funciona institucionalmente un país, cuando se trata de la defensa de derechos esenciales.  De los cinco indicadores que conforman la puntuación de los países, el indicador político es el que más desciende en 2024, con una caída de casi 8 puntos, dice el informe de Reporteros sin Frontera. Destaca que un número creciente de gobiernos y autoridades políticas fallan en su papel de garantizar un marco ejemplar para el ejercicio del periodismo y para el derecho de la ciudadanía a una información fiable, independiente y plural.   

Sin tapujos señala que la libertad de prensa se degradó sustancialmente en la Argentina este año con el gobierno de Javier Milei, como consecuencia de un incremento global de las presiones políticas contra el periodismo. Coloca al país entre los dos que más descendieron en América Latina, retrocediendo 26 puestos respecto de la medición de 2023, ubicándose en el lugar 66 de un ranking que encabezan Noruega, Dinamarca, Suecia, Países Bajos y Finlandia. 

En toda América,  las presiones políticas amenazan cada vez más la independencia y la seguridad de los periodistas, dice Reporteros sin Fronteras. Cada vez son más los líderes políticos que estigmatizan a los periodistas y a los medios de comunicación en sus discursos. A ello se suman las campañas de desinformación, las acciones judiciales abusivas y la propaganda estatal, que fomentan la desconfianza hacia la prensa y favorecen la polarización. Esta violencia, unida a las agresiones físicas contra periodistas con total impunidad, está creando un clima de autocensura en América del Sur y Centroamérica. En la Argentina, es el propio presidente Javier Milei quien “alienta las agresiones a periodistas y los ataques para desacreditar a medios y reporteros críticos con su política” y “sus partidarios lo difunden ampliamente”.

En especial se cuestiona el cierre de medios públicos, que empezó con la agencia estatal Télam, decisión que ha llevado a que el Centro de Estudios Legales y Sociales, junto con organizaciones que nuclean a los medios de comunicación comunitarios, carreras de comunicación social y periodismo y sindicatos de trabajadores de prensa, a  presentarse ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión a gestionar ante el Estado argentino el cese del apagón informativo digital de los medios públicos y pedir la preservación de todo su material periodístico. En ese marco, Salta suma sus propias dificultades, que se han profundizado con el congelamiento de la pauta publicitaria de los gobiernos, que sostiene un particular sistema autogestivo.

La sociedad debe advertir que la desprotección de la libertad de prensa y el cuestionamiento a la tarea de los periodistas debilita a la democracia. Con ello, queda en riesgo el ejercicio de todas las libertades. 

Este día sirve para una reflexión en ese sentido.

Salta, 07 de junio de 2024

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