Los empresarios apoyan el ajuste fiscal pero mantienen la cautela sobre la brecha cambiaria y la inflación

La llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía generó, sin dudas, un cambio de expectativas en el sector privado. Su volumen político provoca en los empresarios, por lo menos, una esperanza de que podrá sobrellevar mejor que sus antecesores los embates del kirchnerismo duro y poder así tomar medidas destinadas a estabilizar la economía. Pero no hay clima de euforia. La situación macro es tan delicada que la recuperación de la confianza no será tarea sencilla, y menos en el actual contexto político, en el que las diferencias internas siguen vivas.

A horas de haber jurado como titular del superministerio de Economía, que incluye a Producción y Agricultura, Massa anunció su primer paquete de medidas con un fuerte foco en el ordenamiento fiscal y en la acumulación de reservas, ambos puntos relevantes del acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero que en los últimos meses fueron puestos muy en duda frente a la imposibilidad de alcanzar los objetivos comprometidos durante el primer semestre.  

El ex presidente de la Cámara baja prometió cumplir con la pauta de déficit fiscal de 2,5% del PBI, garantizó que bajará fuerte los subsidios energéticos -con la segmentación y un impulso al ahorro-, dijo que rige el congelamiento de la planta del Estado, y que cada jurisdicción será responsable de sus empresas descentralizadas, que también estarán alcanzadas por esta medida, y aseguró que no se usará el saldo de adelantos transitorios al Tesoro que quedaba para el resto del año. Incluso, adelantó que el lunes cancelará con el organismo $10.000 millones. ¿Alcanza para lograr la meta fiscal? El compromiso del flamante ministro fue que harán todas las correcciones que haya que hacer para “honrar la palabra”.

Esta parte del plan no es más que repetir lo que ya había planteado Silvina Batakis, durante los primeros días de su cortísima gestión al frente de Economía. Pero “es lo que hay que hacer”, repiten en el establishment. “El tema es que se haga y que se vayan mostrando resultados. No es de un día para el otro”, agregan, casi al unísono.

“Son todas medidas en el sentido correcto. Veremos si son suficientes o tienen que ser complementadas por otras. Esto le impone a la gestión un dinamismo que no tenía; ahora habrá que llevar adelante las decisiones. Por lo menos hay esperanza de que se empiecen a hacer las cosas que hay que hacer”, consideró el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Gustavo Weiss, quien asistió por la tarde a la jura junto al resto de los colegas del Grupo de los 6 (G6).

También asistió a la asunción de Massa el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, quien planteó que “hace falta encontrar el camino de la estabilización macro con una política fiscal donde las cosas no se resuelvan con más impuestos, sino con una administración más eficiente de los mismos, y que vaya acompañada de una política monetaria que contribuya a desactivar el proceso inflacionario que no es bueno para nadie”. “Por eso -agregó el dirigente- la conveniencia y la necesidad de un proceso de acumulación de divisas que la Argentina necesita para crecer”.

Desde la Cámara Argentina de Comercio (CAC), su presidente, Mario Grinman, se mostró con renovadas expectativas frente al nuevo equipo debido a la enorme carrera política de Massa. Sin embargo, remarcó que “depende mucho de la política lo que suceda a partir de ahora”, ya que “si los que tienen la responsabilidad de gobernar siguen con sus diferencias internas tan grandes, le van a complicar la tarea al ministro”.

Al término del anuncio de las medidas, Javier Madanes Quintanilla, dueño de Aluar y de Fate, planteó que lo único que le quedó claro es que “hay que pasar el invierno, que viene siendo duro”. Y respecto de los anuncios, remarcó que “hay que esperar el desarrollo de los títulos”. “Me esperaba más detalles”, coincidió un analista de mercados, al tiempo que agregó: “Fueron muchos deseos, que estará muy bien si se cumplen. Anunció un gran ajuste, pero deberían haber mostrado más detalles. Lo que no queda claro es qué tipo de acuerdo lograron con los exportadores”.

Se refiere al anuncio de Massa de que en las próximas semanas ingresarán USD 5.000 millones de los exportadores que engrosarán las reservas, como así unos USD 1.200 millones de organismos multilaterales. También anticipó que tienen en estudio cuatro ofertas de Repo -líneas de financiamiento bancario- que les acercaron bancos extranjeros y que también servirían para incrementar las divisas. Consultado sobre los dólares de los exportadores, el CEO de Syngenta, Antonio Aracre, se permitió dudar respecto de su implementación, ya que “si es simplemente un anticipo que lo van a traer y lo van a dejar depositado en sus cuentas corrientes les va a sumar reservas contablemente en el BCRA, pero el organismo no podrá usarlas para pagar importaciones o intervenir en el mercado”. El empresario agregó que los anuncios fueron débiles en el frente cambiario, ya que no hubo medidas tendientes a reducir la brecha. “Es decir que el frente externo y, por ende, las cotizaciones de los dólares financieros de los próximos días siguen siendo un signo de interrogación”, remató.

“No veo ningún plan de estabilización, de shock para bajar la inflación, que se seguirá escapando”, se sinceró otro empresario. A su vez, otro dirigente de la UIA consideró positiva la baja de los subsidios energéticos y el límite de consumo, así como también el cambio de los planes sociales por empleo, pero se sorprendió por no haber escuchado de boca de Massa ninguna referencia a la problemática que están teniendo las empresas por la restricción de divisas. Al contrario, el ministro habló de implementar un nuevo sistema de trazabilidad de las importaciones. ¿Más cepo?

En definitiva, las medidas fueron bien recibidas, pero tuvieron gusto a poco, y en algunos casos, poco claras. Y justamente claridad en el rumbo que tomará el Gobierno es lo que el mercado está esperando. Massa descartó, una vez más, una devaluación. No sólo la descartó, sino que dijo que “los shocks devaluatorios lo único que generan es pobreza”. La gran pregunta es si el mercado le cree que no habrá un salto cambiario más tarde o más temprano. Y gran parte de su éxito dependerá justamente de eso, de la confianza que imprima en los operadores, empresarios y la sociedad en su conjunto.

Infobae