“No cubrimos ni los costos”: las reformas liberales perjudican a los productores yerbateros

La desregulación impulsada por el Gobierno desplomó el precio de la cosecha y dejó a los pequeños productores a merced de los grandes molinos.

Economía14/02/2025

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Son muchos los argentinos que toman mate diariamente. Esa infusión levemente amarga se hace con las hojas del Ilex Paraguariensis, más conocida como la planta de yerba mate, que en la Argentina es cultivada por unos 13.000 pequeños productores en unas 230.000 hectáreas, mayormente en la provincia de Misiones.

Javier Milei, el presidente argentino, desreguló la industria yerbatera en diciembre de 2023 y terminó con el poder de fijar un precio mínimo para el producto que hasta entonces tenía el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).

Ahora, los productores yerbateros están en problemas: en términos reales, el precio de sus cosechas se desplomó más de un 50%. “No cubrimos ni los costos”, dice la productora yerbatera María Ferreira, sentada al costado de una ruta de Misiones, que junto a otros colegas argumenta que ahora están a merced de lo que quieran pagarles los 10 molinos que concentran más del 70% de la molienda, empaquetado y distribución del producto.

No es la primera vez que les pasa. El sector estuvo regulado durante casi 60 años, hasta que en 1991 el entonces presidente Carlos Menem disolvió la comisión que establecía límites a las superficies plantadas. La consecuente sobreproducción de yerba marcó el abrupto desplome de su precio durante la década siguiente. En 2002, los productores protestaron bloqueando las rutas con sus tractores, y el 2002 volvieron las regulaciones, con la creación del INYM.

Los 12 directores del organismo, provenientes de los diferentes eslabones de la cadena de producción, acordaban y establecían un precio mínimo a pagarles a los yerbateros. En caso de desacuerdo, intervenía el gobierno nacional como árbitro. Esos precios “artificialmente altos”, según el economista misionero Gerardo Alonso Schwarz, desencadenaron nuevamente un “exceso de plantado”.

En los últimos años, el INYM había comenzado a poner restricciones a la superficie a plantar. “La realidad es que el ente regulador que podría haber controlado esos ciclos no lo hizo”, apunta Schwarz.

El ministro de Desregulación de Argentina ha celebrado la baja del precio que pagan hoy los argentinos por su infusión favorita, que en noviembre fue un 30% más bajo en términos reales que un año antes. Los líderes del sector atribuyen un 50% de esa reducción del precio que han sufrido algunos productores a una mejora del clima para el plantado y al crecimiento del mercado negro del producto. “Muchos yerbateros no quieren pagar impuestos, así que les venden su producción a otros que les pagan menos”, dice Victoria Szychowski, responsable de la marca de yerba Amanda.

María Soledad Fracalossi, del INYM, alienta a los productores de yerba mate a diversificar sus cosechas. Aunque un tribunal federal ordenó la suspensión de las medidas desregulatorias de Milei respecto de la yerba mate, Fracalossi dice que el INYM no puede fijar precios mínimos hasta que sean nombrados todos los miembros de su directorio. El presidente del organismo es designado por el gobierno nacional, y todavía no lo ha hecho.

Curiosamente, y aunque están molestos por la situación, muchos productores yerbateros no guardan resentimiento hacia Milei, porque sus recortes presupuestarios han ayudado a la Argentina a reducir drásticamente sus niveles de inflación. Jorge Lizznienz, segunda generación de yerbateros, dice que el presidente libertario les dio esperanza a los argentinos. En cuando a la yerba mate, sin embargo, Lizznienz aventura que “el presidente de nuestro país esta muy mal asesorado”.

La Nación

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