Hallaron un barco inglés lleno de tesoros hundido hace más de 200 años

Los vestigios no solo narran la historia del naufragio, sino que también ofrecen una perspectiva sobre el pasado naval de las potencias europeas, que en ese entonces buscaban nuevas rutas comerciales y territorios.

El Mundo24/10/2024

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Recientemente, en una peligrosa zona de arrecifes del Caribe mexicano, conocida como Quitasueños, se ha realizado un descubrimiento asombroso. Un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha encontrado los restos de un barco inglés que se hundió hace más de dos siglos, en una región famosa por su alta tasa de naufragios.

El velero, que había permanecido oculto en una de las áreas más arriesgadas de coral, se ha convertido en un hallazgo significativo para la arqueología subacuática. El descubrimiento se produjo gracias a un pescador local, Manuel Polanco, quien avistó los restos y alertó al INAH. En reconocimiento a su aporte, el naufragio ha sido nombrado en su honor. Según el instituto, este es el número 70 documentado en la reserva de la biosfera de Banco Chinchorro, lo que refuerza la fama de la zona como un verdadero cementerio de barcos.

Detalles del naufragio
Los restos encontrados pertenecen a un velero inglés que data de finales del siglo XVIII o principios del XIX. Los arqueólogos han identificado varios elementos representativos, como un ancla, un cañón y lingotes de hierro que servían como lastre. Estos objetos son fundamentales para entender el tipo de embarcación y su origen. Aunque los restos de madera del casco no han sobrevivido debido al paso del tiempo y las condiciones del mar, los elementos metálicos han resistido mejor el desgaste.

El cañón y el ancla sugieren que el barco era robusto, posiblemente utilizado en viajes comerciales o militares. Los lingotes de hierro indican que la embarcación necesitaba estabilización durante sus travesías, algo común en esa época, dado que enfrentaban duras condiciones marítimas en largas travesías atlánticas. Este hallazgo se considera un tesoro arqueológico invaluable.

El equipo de arqueólogos del INAH ha indicado que este descubrimiento está en una fase inicial de investigación. Hasta ahora, se han llevado a cabo dos sesiones de buceo para realizar una inspección preliminar y una evaluación inicial de los restos. Según Laura Carrillo, investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS), uno de los principales retos del estudio es la fuerte corriente marina que complica el acceso al sitio y el análisis detallado del naufragio.

Otro desafío es la falta de los restos del casco de madera, que se han desintegrado con el tiempo. Solo los objetos más duraderos, como el ancla, el cañón y los lingotes de hierro, han sobrevivido en un estado relativamente bueno, gracias a su ubicación en el arrecife de coral, donde han estado protegidos del deterioro total.

La arqueología subacuática requiere tecnología avanzada y un enfoque multidisciplinario. En este caso, se están utilizando equipos de buceo especializados y técnicas no invasivas para mapear el área y recuperar información sin dañar los restos. A medida que avancen las investigaciones, se espera lograr una comprensión más profunda sobre las dimensiones originales del barco, su tripulación y la naturaleza de su viaje antes de su trágico destino en las aguas de Quitasueños.

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