El Vaticano considera que manejar mal es un pecado

En un manual de 58 páginas publicado en 2007, la Iglesia Católica sugiere a los automovilistas persignarse antes de tomar el volante. También, rezar el rosario durante viajes largos.

Sociedad08/05/2024

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A raíz de los hechos suscitados públicamente en el que se observa en un video viral al Arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, conduciendo sin registro y reconociendo haber bebido; la redacción de Aries online repasa un texto publicado por el diario Clarín en 2007 sobre un documento emitido por el Vaticano en junio de aquel año.

WhatsApp Image 2024-05-08 at 09.48.59Cargnello al volante: “Son cosas que no podemos permitir”, dice Assennato

El Vaticano identificó y denunció en junio de 2007, en un documento de 58 páginas el aumento constante de una clase de pecadores inconscientes de serlo. Son los automovilistas, motociclistas, chicos en motonetas y pequeños autos ("minicars") de ciudad, que transformaron las calles en "escenario de prepotencia, egoísmo, homicidio y blasfemia". Manejar peligrosamente es "una ocasión de pecado".

El cardenal Renato Martino, presidente en aquel momento del Pontificio Consejo de la Pastoral para Migrantes e Itinerantes, presentó en la sala de prensa vaticana un original y curioso manual dedicado al "pueblo de la calle", de las rutas, las carreteras y las autopistas. Titulado "Orientaciones para la pastoral de la carretera", comprende en primer lugar a los automovilistas, pero también estudia otros temas difíciles: prostitutas, chicos abandonados y personas sin casa. 

En el vademecum se publica también un decálogo inspirado en los diez mandamientos que deben regir el comportamiento del automovilista, y que comienza con el comando supremo: "No matarás". Encomendarse a los santos y otros intercesores celestes no debe hacer olvidar la buena costumbre de santiguarse antes de arrancar. 

También "de rezar el rosario todos juntos durante los largos viajes", que ayuda "a sentirse inmersos en la presencia de Dios y permanecer bajo su protección".

Estas medidas se justifican a la vista de datos escalofriantes. El Vaticano afirma que en el siglo pasado murieron 35 millones de personas en accidentes de tránsito y que hubo más de mil millones de heridos. Sólo en el 2000 fallecieron 1.260.000 personas, y en el 90% los accidentes se produjeron "por errores humanos".

Los vehículos son buenos cuando de ellos "se sirve en modo prudente y ético para la convivencia, de solidaridad y servicio para los demás". En cambio cada día más, coches y motos se transforman "en instrumentos de abuso, de dominio sobre los otros, de poder y de dinero". "Los comportamientos poco equilibrados varían según las personas y las circunstancias: falta de cortesía, gestos vulgares, imprecaciones, blasfemias, pérdida del sentido de la responsabilidad, violación de los códigos de tránsito".

El manual vaticano denuncia específicamente el peligro que representan los pequeños coches, llamados "minicars", motonetas y motocicletas, "confinadas a adolescentes y adultos sin registro". Muchas personas tienen comportamientos "poco equilibrados". "Cuando conducen les aflora el instinto de dominio, prepotencia y poder".

El Vaticano aboga por "la educación callejera", destacando el papel que deben jugar las familias y las escuelas. Propone una "pastoral de la carretera, que contemple una mayor ayuda espiritual, la instalación de capillas en las rutas, incluso móviles, con "centros de atención cristiana de ayuda a los viajeros". 

En el vademecum se recuerda a los automovilistas "la virtud de la prudencia", se advierte contra el grave peligro de las distracciones, el uso de teléfonos celulares mientras se maneja, así como el abuso de alcohol y drogas.

La conclusión de las "Orientaciones para la pastoral de la carretera" es que la movilidad debe ser vivida como "camino hacia la santidad", respetando los consejos y el decálogo de comportamiento, tutelando "siempre a los más débiles".

Con información de Clarín

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