Reducción de daños

Como es tiempo de veda y debo ser respetuosa, hoy quiero reflexionar sobre un tema que hace a la seguridad y preocupa a todos los argentinos. Mucho se habla del avance del narcotráfico y, a nivel nacional, algunos candidatos propician sumar al ejército para la custodia de las fronteras. Es decir, sólo se plantea la forma de reducir la oferta de drogas.
Adelanto mi desacuerdo en tanto estamos frente a un fenómeno de incremento del comercio ilícito favorecido por la globalización. Los cambios políticos y económicos junto con las tecnologías debilitaron el control de los gobiernos sobre las fronteras. Muchas veces son los propios gobiernos los que potencian el comercio ilícito al criminalizar nuevas actividades. El narcotráfico es una de las actividades del comercio ilícito que, a pesar de las políticas represivas como la llamada “guerra contra las drogas”, no sólo ha experimentado un aumento de volumen sino que, debido a su capacidad de amasar colosales beneficios, se ha convertido en una poderosa fuerza económica y hasta política en algunas zonas del mundo.
Es por ello que un fenómeno intrínsecamente económico no puede tratarse exitosamente con soluciones policiales. Como sostiene el especialista Andrés Bacigalupo, la represión del consumo de una sustancia con mucha demanda, origina directamente un mercado clandestino. El ejemplo más gráfico fue el abordaje de la ley Seca en Estados Unidos. Se critica que el modelo prohibicionista/abstencionista ordene gobernar el circuito económico de sustancias ilegales por los principios del derecho penal y no por los principios propios de la ciencia y de la medicina[1].
Desde una visión más progresista se propone actuar sobre la reducción de la demanda con políticas de Reducción de Daños. Desde este punto de vista se busca intentar por todos los medios que la gente no consuma sustancias dañinas mediante políticas de promoción de hábitos saludables, si no se logra evitarlo se intenta evitar que la persona se dañe y, en última instancia evitar que se muera. Es decir, en el modelo de reducción de riesgos y daños, se busca reducir las consecuencias negativas de ciertos comportamientos humanos, entendiendo que el fenómeno del consumo es complejo y multifacético y que es parte de la realidad de nuestro mundo[2].
Moisés Naím ha estudiado este fenómeno y sostiene que “La única forma de poner freno al ascenso del comercio ilícito es atacar aquello que lo hace rentable. Solo las ideas nuevas que tengan en cuenta los profundos cambios que la globalización ha representado para los estados, los gobiernos, la política y la vida en sociedad, pueden ayudarnos a entender dónde estamos” [3]. Es por ello, que tratándose de un fenómeno global la discusión y la búsqueda de nuevas forma de abordaje más eficientes debe realizarse en foros internacionales. El Parlamento del Mercosur es un buen ámbito de debate de ideas y de conocimiento de experiencias que tuvieron buenos resultados en otras partes del mundo. Existen ejemplos en Suiza, Portugal, Uruguay, Australia, Canadá, entre otros.
Los discursos de campaña que plantean abordar la problemática mediante el despliegue del aparato punitivo podrán crear la ilusión de que el apresamiento de algún principal sospechoso restituirá las vidas humanas que cayeron como consecuencia del mercado clandestino de sustancias, pero la experiencia demuestra que la mayor agresividad del sistema punitivo solo desencadena una super inflación carcelaria y retroalimenta la violencia.
Debemos invertir más en políticas de protección de la salud desde un paradigma que respete la dignidad de la persona.
Se trata de un debate necesario
Hasta la próxima
[1] ANDRES BACIGALUPO: “Reflexiones acerca del abordaje hegemónico de los consumos de drogas ilegalizadas en la Argentina”. Disponible en pensamientopenal. com.ar 04-02-2022.
[2] BACIGALUPO
[3] MOISES NAIM: Ilícito: cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo. Buenos Aires, Debate, 2006.