La justicia de Salta en la ganchera
Circulan en las redes dos distintas fuentes de información, una de la Universidad de Harvard y la otra local.
La de Harvard es un ensayo que se denominó “Entendiendo el nuevo poder” del año 2014 y muy actual. Comienza afirmando que estamos viendo como los Goliats están siendo derrotados por Davids.
Arguye que el viejo poder está en manos de unos pocos. Una vez conseguido se custodia celosamente. Es cerrado, inaccesible e impulsado por un líder. (Es el caso de Salta)
El nuevo poder funciona como una corriente. Es abierto, participativo e impulsado por pares. Funciona más como una democracia participativa que una democracia representativa (Así se consigna en el preámbulo de la
Constitución de Salta). No buscar acaparar el poder sino canalizarlo. Expresa el deseo de las personas de participar, de ser protagonistas, más allá del consumo, como un derecho inalienable.
Este nuevo poder requiere la transparencia permanente, especialmente en los actos de gobierno. La sabia Constitución de 1986 señalaba el rumbo del nuevo poder, mas participativo, a través del referéndum, la iniciativa legislativa, las audiencias públicas y la Acción Popular de Inconstitucionalidad. Tanto el referéndum como la iniciativa legislativa dependen para llevarse a cabo de la buena voluntad del Poder Legislativo. En otros lugares del mundo y de nuestra Argentina, con un Tribunal Electoral absolutamente independiente, se presenta la petición , cumpliendo los requisitos legales. Se certifican las firmas y se convoca directamente a referéndum. Si vota más del cincuenta por ciento del padrón electoral y obtiene mas del cincuenta por ciento de los votos, el referéndum se considera aprobado y se cumple. Necesitamos reformar la Constitución en el sentido expuesto y agregar la revocatoria de mandatos.
Como ya se ha expresado, Salta tiene la estructura del viejo poder, pero el comienzo del nuevo poder se aprecia en los resultados obtenidos en una encuesta para Cadena 365, que muestra una fuerte imagen negativa de nuestro Poder Judicial, que asciende casi al 90% de los consultados.
Las razones son varias. En primer lugar, con el 27%, el amiguismo y el parentesco en la Justicia. En segundo lugar la dependencia del poder político. El tercero es que beneficia a ricos y poderosos. El cuarto es la lentitud y el quinto la falta de idoneidad.
El amiguismo queda demostrado con Juan Carlos Romero designando a dos jueces de Corte, el último día de su mandato, vulnerando el reglamento de la Cámara de Senadores. Urtubey aumentando dos jueces de Corte, amigos, por supuesto. Y Sáenz designando a tres amigos, con un aumento del número de Jueces.
La dependencia política ya se discutió hasta el hartazgo y su principal razón es que la Corte dura seis años en sus funciones y el gobernador puede durar doce años, como lo hicieron Romero y Urtubey, quiénes designaron en dos oportunidades a todos los jueces de Corte. El gobernador propone a quién quiere, sea o no sea idóneo. Y para ser nombrados nuevamente, deben hacer buena letra.
La protección a los ricos y poderosos está en las dudas de que detrás del crimen de las francesas se eligió un chivo expiatorio para proteger a los hijos del poder. Mi intuición de muchos años de ejercicio de la abogacía así me hicieron pensar y lo confirmé al leer el excelente trabajo de Sonia Escudero en, su libros “Víctimas de la Justicia Patriarcal”.
La Justicia es la que interpreta la Constitución. La que cuida nuestras vidas, nuestra libertad, nuestro patrimonio y nuestros derechos fundamentales. Además es el control del Ejecutivo y de la Legislatura. Para ello debe ser completamente independiente. Y no lo es. Y así lo cree nuestra comunidad, expresada a través de esa encuesta.
Para tener una Justicia totalmente independiente necesitamos acortar el mandato del Ejecutivo y alargar los de la Corte y proteger la estabilidad de los magistrados modificando el Jurado de Enjuiciamiento, que no garantiza objetividad en el Juzgamiento. El gobernador no debe intervenir en el nombramiento de los magistrados inferiores, como ocurre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y mientras se mantenga el actual sistema, el gobernador debe designar al ganador del Concurso, que es presuntamente el más idóneo, tal como ocurre en la Provincia de Córdoba.
Hay un axioma que dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.
Hemos admitido como un hecho natural la existencia del viejo poder. Somos espectadores que votamos cada dos años. Si queremos gobernantes honestos y capaces tenemos que adaptarnos al nuevo poder y transformarnos en protagonistas. Pero el viejo poder no quiere empoderar a la comunidad. Somos nosotros los que tenemos que obligarlos al cambio. Debemos exigir el respeto de nuestros derechos y no aceptarlos mansamente como una graciosa concesión del viejo poder.
La lucha por el igualamiento de la mujer con el hombre ha costado muchas luchas. Cada una de las conquistas ha costado muchas veces sangre, torturas, cárcel. La jornada de ocho horas, las vacaciones, el aguinaldo. El pago durante la enfermedad. Todo fue fruto del esfuerzo colectivo.
Si nuestros antepasados lo lograron. ¿Por qué nosotros no podemos construir el nuevo poder, más justo, más participativo, más eficiente y más honesto?
Unidos y organizados, una Argentina y una Salta más justa es posible.
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