Entrega
A treinta y nueve años del desembarco de tropas argentinas en Malvinas, el país todavía se estremece recordando la aventura bélica que costó vidas y bienes y alejó la posibilidad de una recuperación del archipiélago escindido del territorio nacional.
Solo queda en pie la obligación de rendir homenaje a quienes murieron o sobrevivieron con dificultades a esa patriada a la que los protagonistas se entregaron con convicción.
La causa de Malvinas es una herida abierta en la historia nacional desde que en 1833 Gran Bretaña obtuvo el control sobre las islas y las declaró colonias del Reino Unido. Luego de su independencia en 1816, Argentina alegó y afirmó que las Islas Malvinas eran parte de su territorio y que estaba en el derecho de reclamarlas como suyas, por lo que la ocupación británica fue considerada y demandada como un acto de usurpación.
El 2 de abril de 1982, Argentina intentó recuperar el territorio cuya soberanía está aún sin definirse. Naciones Unidas ha mandado y reiterado la orden de que las naciones contendientes se sienten a resolver la disputa por medios diferentes a la guerra, pero el conflicto de fines del siglo pasado alejó esa posibilidad.
Son coincidentes los análisis que señalan que la llamada Guerra del Atlántico Sur fue iniciada por el dictador argentino Leopoldo Galtieri en un intento por dar popularidad a un gobierno que no era otra cosa que una dictadura y se había quedado sin sostén alguno, en medio de una crisis política, económica y social. El conflicto bélico duró un poco más de sesenta días y terminó con una rendición incondicional de las fuerzas armadas argentinas.
Las consecuencias del desatinado intento de recuperación de las tierras por vías ajenas a la negociación fueron muchas, especialmente la lógica ruptura de las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y Argentina hasta 1989 en que se suscribió la Declaración Conjunta de Madrid, como corolario de un proceso de reconstrucción de las relaciones bilaterales entre ambas naciones. Si bien sus disposiciones constituyeron un gran avance en el restablecimiento de vínculos, se acordó una fórmula de soberanía que establece que nada de lo acuerden o realicen las partes bajo ella implica un cambio en las respectivas posiciones acerca de la soberanía o jurisdicción territorial y marítima sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
Es así que en 1994, la República Argentina incluyó en la Constitución Nacional una Disposición Transitoria –la Primera- que ratifica la legítima e imprescriptible soberanía sobre ellos, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino, señala tal disposición y así se actúa.
Lo irreparable fue la pérdida de 650 soldados argentinos, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 19 años mientras que 1.200 resultaron heridos. Muchos otros excombatientes que terminaron con problemas psicológicos debido a que debieron enfrentar una guerra para la cual no estaban preparados.
Para ellos es el honor y la gloria, porque nada se puso a la par de esa entrega, aun cuando la recuperación de la democracia sigue costando un doloroso esfuerzo.
Salta, 02 de abril de 2021
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