Hernán Hipólito Cornejo fue gobernador de Salta en el período de 1987-1991. Quienes conocen los hechos políticos de los últimos cuarenta años, suelen decir que en ese lugar lo colocó su antecesor, que se convirtió de inmediato en su oponente; su revancha fue que impidió el intento de un segundo mandato de Roberto Romero y facilitó el único mandato de un gobernante sin vinculación con el Justicialismo.

Sobreviven a Cornejo muchos militantes del peronismo que no tienen tapujos en señalar que el suyo fue el peor gobierno desde el retorno de la democracia pero también están los que reconocen que pudo sobrellevar las dificultades de un país en crisis, ya que atravesó los momentos más duros de la gestión de Raúl Alfonsín y el arranque sin brújula de Carlos Saúl Menem.

Su larga trayectoria política lo llevó por distintas funciones ya que antes de ocupar la más alta magistratura salteña fue ministro de Economía y presidió el directorio del Banco Provincial. Tuvo experiencia en el gobierno nacional integrando el gabinete del Ministerio de Trabajo del presidente Menem; también fue Embajador argentino en Ecuador, manteniéndose hasta la presidencia de Eduardo Duhalde. Durante la gestión de Juan Manuel Urtubey fue designado como representante del gobierno salteño ante organismos internacionales y del organismo de integración regional ZICOSUR. En 2015 fue elegido diputado por el Parlasur, parlamento en el que ocupó la vicepresidencia.

Desde esos cargos, dejó su impronta en la reforma del Código Contravencional para erradicar la discriminación por raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión, orientación sexual, posición económica, condición social o caracteres físicos; impulsó la creación Fondo Provincial del Gas, estableció un nuevo Régimen Promoción Forestal y dejó una ley de Colonización de Tierras. Pero también quedaron sueldos sin pagar y un caos fiscal y financiero, producto de una moneda espuria que heredó. De su gestión internacional quedó el establecimiento en el Paso de Sico de un Control Integrado de Cabecera Única. También un proyecto para que el río Bermejo sea considerado un recurso del Mercosur, ya que lo comparten Argentina y Bolivia, a fin de enriquecer el tráfico en la hidrovía y las posibilidades de abaratar costos a los sectores productivos de la región.

Su principal oposición en el gobierno provincial no fueron el radicalismo ni el Partido Renovador. Fue el entonces hombre fuerte del PJ, que armó la fórmula que encabezó Cornejo y completó Pedro Máximo de los Ríos, un hombre de su entraña partidaria. Roberto Romero hizo jugar a su diario El Tribuno, que no le dio tregua pero desde el otro lado estaba la habilidad política del mandatario y el alineamiento de un sector del justicialismo.

La confrontación fue dura y la pagó la Provincia. Aún quedan resabios de un modelo de ejercicio del poder que sirve a objetivos personales, al que solamente puede desterrar una democracia fortalecida, con una estructura institucional vigorosa y una dirigencia con verdadera vocación política. Esa es la construcción que no debe abandonarse.

Salta, 15 de febrero de 2024