La generación que recibe noticias sin buscarlas… ¿y sin entenderlas?

Un estudio latinoamericano revela cómo los estudiantes de comunicación consumen noticias: microvideos, algoritmos, scroll veloz y una sensación de “estar informados” que rara vez coincide con la realidad.

Sociedad26/11/2025Ivana ChañiIvana Chañi

Saturaci%C3%B3n

Los jóvenes ya no buscan noticias: las noticias les llegan. Esa es una de las conclusiones más contundentes del informe Transiciones, presentado días atrás por el proyecto internacional Investigar en Red, dirigido por el docente e investigador Francisco Albarello, profesor de la Universidad Austral.

El trabajo, que reúne datos de casi 40 universidades de ocho países, expone un cambio radical en la dieta informativa de quienes —paradoja mediante— serán los comunicadores y periodistas del futuro.

“Hoy las noticias aparecen mientras socializan: sienten que están informados por leer títulos, pero profundizan solo cuando el algoritmo se los marca relevante”, explicó Albarello en Pasaron Cosas.

El smartphone se consolidó como la puerta de entrada hegemónica a la información. No hay diarios impresos, no hay televisores: solo pantallas pequeñas, scroll interminable y una oferta de contenido cada vez más fragmentada.

La ilusión de estar informados

El informe muestra que los estudiantes de comunicación creen estar “medianamente informados”, aunque esa sensación se basa en un consumo superficial:

Leen titulares breves; miran videos de 30 segundos; profundizan solo en aquello que ya les interesa; y confían en que el algoritmo les servirá más de lo mismo.

“Si leo el título y me interesa, entro. Si no, sigo de largo”, repiten los encuestados.

El fenómeno tiene nombre: consumo incidental de noticias. No buscan información; la encuentran mientras hacen otra cosa. Una especie de multitarea informativa que genera más ruido que claridad.

Burbujas, sesgos y el espejismo de las redes

El estudio confirma que los jóvenes viven dentro de burbujas digitales cada vez más cerradas y personalizadas.

Los algoritmos identifican sus gustos, afinidades y reacciones. Les muestran más de lo mismo. Y refuerzan la idea de que ese recorte reducido del mundo es suficiente para entender lo que pasa afuera.

“Se sienten informados sobre lo que les interesa, pero no sobre lo que deberían saber. Lo reconocen y admiten esa brecha”, remarcó Albarello.

Los estudiantes de comunicación aún siguen a medios y periodistas en redes. Pero el acceso pasa siempre por Instagram, TikTok o X, no por portales o plataformas de noticias.

¿Y los que no estudian comunicación? Peor

Si entre futuros periodistas aparece esta limitación, la preocupación crece para el resto de la población.

El estudio muestra que: los jóvenes de otras carreras dependen aún más de influencers, los adultos mayores confían ciegamente en WhatsApp, y la circulación de fake news se multiplica en grupos familiares, no en redes masivas.

Los estudiantes de comunicación son —dice Albarello— los que terminan chequeando todo para padres, tíos o abuelos.

La saturación de las redes y el posible giro al “consumo slow”

El investigador plantea una hipótesis interesante: las redes ya no son espacios de conversación sino de confrontación. X (ex Twitter) es el ejemplo más extremo.

“Los estudiantes escapan de la violencia digital. Opinan poco, prefieren espacios privados y cada vez participan menos de debates abiertos”, señaló.

Eso podría abrir la puerta a un retorno a consumos más pausados, más selectivos, más pensados. No tanto por nostalgia, sino por saturación.

Acceso abierto para entender un fenómeno global

Todo el material del proyecto está disponible gratuitamente en investigarenred.ar, siguiendo la filosofía de acceso abierto que promueve el grupo.

Albarello resume así el propósito central:

“Tenemos que formar profesionales críticos en un ecosistema que cambia todo el tiempo. Y para eso debemos entender cómo se informan los jóvenes y cómo ese consumo es condicionado por la tecnología".

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