Pont-Saint-Esprit y el MK Ultra: de un experimento con LSD a la manipulación digital de hoy

En 1951, cientos de habitantes de un pueblo francés sufrieron alucinaciones masivas. Décadas después se reveló que formaba parte del proyecto MK Ultra, un plan secreto de la CIA para controlar la mente.

Sociedad02/10/2025Ivana ChañiIvana Chañi

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En agosto de 1951, el pueblo francés de Pont-Saint-Esprit, de apenas mil habitantes, vivió un episodio escalofriante: más de 300 vecinos comenzaron a sufrir alucinaciones y brotes psicóticos. Algunos creían estar en llamas, otros reptaban por el suelo convencidos de ser gusanos y muchos debieron ser internados de urgencia.

La explicación inicial apuntó a una intoxicación por un hongo en el centeno con el que se elaboraba el pan. Sin embargo, documentos y testimonios posteriores revelaron otra hipótesis: el episodio habría sido parte de los experimentos secretos de la CIA en el marco del proyecto MK Ultra, diseñado para investigar técnicas de control mental mediante drogas como el LSD, la privación de sueño y la hipnosis.

“Ese caso fue la prueba inicial de lo que después se transformó en un programa oficial, donde se aplicaron drogas y métodos de manipulación en poblaciones vulnerables, sin su consentimiento”, explicó la historiadora María Laura Colivadino Navarro en su columna habitual en Aries.

El MK Ultra funcionó entre 1950 y 1973 y salió a la luz tras el escándalo de Watergate. Se demostró que no solo se experimentó en Francia, sino también en ciudades de Estados Unidos y Latinoamérica. Pese a los intentos de la CIA de borrar documentos, salieron a la luz registros que demostraron la magnitud de estos ensayos.

Para Colivadino Navarro, la historia no puede quedar solo como un recuerdo del pasado: “Hoy no se reparte LSD, pero sí información. Los algoritmos de las redes sociales pueden condicionar lo que pensamos y generar burbujas de percepción. Es un mecanismo moderno de control mental, más sutil pero igualmente efectivo”.

La docente advirtió que, así como en los años 50 se experimentaba con drogas para moldear el comportamiento, hoy se manipula con contenidos digitales. “La clave es diversificar las fuentes, cuestionar lo que consumimos y no quedarnos atrapados en un único discurso”, concluyó.

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