
Se corrió el velo sobre el manejo de los recursos públicos durante 2026. Fueron expuestas las grandes líneas de lo que podría ser el primer presupuesto de un gobierno que va a ingresar en su tercer año de gestión.
Con la frase ‘lo peor ya pasó’, el Presidente repitió el libreto de sus antecesores. El discurso leído y sin apoyo de sus funcionarios dejó más dudas que certezas y derivó en cacerolazos.
Opinión16/09/2025 Mario Ernesto PeñaLa visita del ministro del Interior a distintas provincias, con la promesa de algunos ATN insignificantes que, sin embargo, en medio de la pobreza parecen un salvavidas, dejó en claro que el Gobierno busca ganar tiempo y sostener relaciones con los gobernadores. En Salta, la foto de rigor con el mandatario provincial fue parte de esa recorrida.
Pero lo central estuvo en el discurso de anoche del presidente Javier Milei. Una frase que resonó con ecos del pasado: “Lo peor ya pasó”. La hemos escuchado antes: de Fernando de la Rúa en 2000 y de Mauricio Macri en 2018. En ambos casos, ya sabemos cómo terminó la historia. Patricia Bullrich, rápida de reflejos, salió a despegarse y aseguró que, para ella, lo peor aún no pasó.
El mensaje presidencial, leído de principio a fin, sin improvisaciones, sonó extraño en Milei. No era el líder exaltado, agresivo y confrontativo al que el país se había acostumbrado. Parecía otro. Algunos dirán que fue la calma de la inteligencia artificial, otros que lo medicaron. Lo cierto es que la puesta en escena no convenció.
El contenido tampoco aportó certezas. Un discurso cargado de tecnicismos, dirigido más a economistas que a la ciudadanía común, con un déficit fiscal mencionado cuarenta veces y promesas de aumentos presupuestarios recién para 2026, en caso de que las proyecciones inflacionarias se cumplan. Entre tanto, ya vetó el aumento a jubilados y desfinanció a las universidades.
El tono general fue de ultimátum: un mensaje que rozó la extorsión al Congreso, preparando el terreno para el caos. Y lo más llamativo: Milei habló prácticamente solo. Los funcionarios que suelen escoltarlo brillaron por su ausencia, como si ya olfatearan que el barco empieza a hacer agua.
La reacción social no tardó: cacerolazos en la Ciudad de Buenos Aires al terminar la cadena nacional y un rating escaso para un discurso que se transmitió en todos los canales y radios obligatoriamente. El pueblo, parece, eligió no escucharlo.
Al día siguiente, mientras se analizaba su mensaje, el Presidente se fue de viaje. Rumbo a Paraguay, aunque tampoco allí las cosas parecen encaminarse bien. Su estilo cambió ya en España, cuando participó de una actividad de VOX, con un discurso igualmente frío y monocorde. Incluso defendió a figuras polémicas como Charlie Kirk, el agitador norteamericano señalado por expresiones racistas.
Estamos, sin dudas, ante un presidente desconcertante. Uno que dice que lo peor ya pasó, pero cuya gestión y estilo generan más incertidumbres que certezas. Con apenas dos años de mandato por delante, la pregunta que queda flotando es si lo que viene será la calma… o la tormenta.
Se corrió el velo sobre el manejo de los recursos públicos durante 2026. Fueron expuestas las grandes líneas de lo que podría ser el primer presupuesto de un gobierno que va a ingresar en su tercer año de gestión.
Septiembre avanza y con él un escenario político que se va reconfigurando día a día. Lo que se palpa en las calles y en las urnas es que el oficialismo ya no tiene aquel blindaje con el que arrancó su gestión. El malestar es real y cada vez más visible: se expresa en el voto, en la desconfianza, en la distancia de sectores que hace poco estaban dispuestos a darle crédito.
Javier Milei llegó al poder gracias a un sentimiento: el hartazgo. El rechazo a la corrupción, a un poder judicial manipulado y a la impunidad de tantos años fue lo que unió a la sociedad detrás de su figura en un momento de inflexión en Argentina.
Se mantiene un clima de incertidumbre y la celebración que tiene a Salta como un centro de renovación espiritual en esta jornada, fue una oportunidad para que se señalen caminos por los que puede transitar la sociedad para salir fortalecida.
La sabiduría popular asegura que no hay mal que por bien no venga. Luego de una derrota electoral que, en otras circunstancias, hubiese sido solo un dato indicativo del humor social, se abrió un proceso de transición hacia un modelo de vinculación más fructífero entre los gobiernos nacional y provinciales.
Finalmente, el presidente Javier Milei vetó la ley de financiamiento universitario. Se avanza ahora hacia la aplicación de la consigna de la comunidad de cada casa de estudios: «Si hay veto, hay marcha».
El entrenador de la Selección Argentina habló tras la caída en Guayaquil. Analizó la última fecha de las Eliminatorias y destacó el trabajo del rival. También se refirió a la ausencia de Messi.
El abogado defensor Marcelo Arancibia pidió explicaciones al sistema carcelario por el fallecimiento de Javier “Chino” Saavedra, uno de los acusados por el crimen de Jimena Salas. Sostuvo que el hecho no puede quedar sin investigar.
Tras la muerte de Javier “Chino” Saavedra el juicio por el crimen de Jimena Salas fue suspendido. El tribunal deberá fijar una nueva fecha para juzgar a los hermanos que aún enfrentan cargos como coautores.
Con la frase ‘lo peor ya pasó’, el Presidente repitió el libreto de sus antecesores. El discurso leído y sin apoyo de sus funcionarios dejó más dudas que certezas y derivó en cacerolazos.
Cinco personas, incluido un remisero, fueron imputadas por trata de personas; las víctimas eran adolescentes de 16 años y los servicios sexuales estaban tarifados hasta en 200 mil pesos.