
El Presidente muestra torpezas políticas y económicas que lo dejan cada vez más aislado. Gobernadores, aliados y votantes se alejan, mientras él insiste en culpar a los demás.
Pasada la euforia de la fría noche del 8 de julio y en las vísperas del Día de la Independencia, palabra que no figura en el léxico presidencial, con la rúbrica de dieciocho gobernadores de los diez puntos modificados, que en su momento el presidente propuso de manera desafiante ante una inolvidable Asamblea legislativa, plagada de insultos y agravios, comenzó la segunda fase del gobierno.
Opinión11/07/2024 Abel CornejoSiete meses le llevó a Javier Milei comprender que con sus bravatas y denostando a la política y los políticos como casta, le sería imposible llegar a buen puerto. No es con invectivas y diatribas como se construye una República. Parecería también reiterada la costumbre de refundar la Argentina cada vez que a un nuevo presidente se le ocurre que es único, inigualable y superador de todo y de todos. Tal vez con un ápice de modestia a lo que debería aspirar un presidente argentino es a que la mejor fundación que se puede realizar, es la de cumplir un programa de gobierno previsible y fundamentalmente al servicio de la gente. Si eso se lograse, aunque sea por una vez, estaríamos en presencia de un prodigio o un milagro. Como se le quiera llamar. Párrafo aparte merecen los gobernadores firmantes.
Sin duda alguna, ninguno de los dieciocho que asistieron debe haberse sentido en plenitud, ni tan siquiera próximos a su zona de confort. Por el contrario. Deglutiendo el rencor de las afrentas, como diría el poeta Almafuerte, optaron por priorizar la responsabilidad de darle gobernabilidad a Milei. Y por ese solo gesto el presidente les debería estar agradecido por el resto de su existencia, después del destrato y la falta de respeto a que fueron sometidos, sin ninguna necesidad. El llamado “modo campaña” hace rato que terminó. Pero concluyó no por buena voluntad, ni por las poco simpáticas chanzas del vocero Manuel Adorni, sino porque los indicadores económicos, otra vez, encendieron la luz amarilla para que el gobierno preste atención. Y esos indicadores marcan un rumbo ciertamente incierto, si es que de una vez por todas el gobierno nacional no decide, además de su plan financiero que empezó a dar barquinazos, a generar un programa de desarrollo y producción que la Argentina en su conjunto reclama a gritos.
Desde que el Banco Central decidió bajar la tasa de los plazos fijos, último golpe letal a la clase media, el dólar paralelo no ha parado en su tendencia alcista y junto con ello la posibilidad de salir del cepo se tornó particularmente ilusoria. Para los economistas que advirtieron esta situación como Carlos Melconian, Miguel Angel Broda o Ricardo López Murphy, el presidente les dedicó los calificativos de frustrados y fracasados. Ello sin contar la innecesaria tensión con Brasil, la profundización de la crisis diplomática con España y la ausencia a la cumbre del Mercosur, todo lo cual pese a que a Javier Milei no le importe, tiene repercusión en los mercados y en los inversores.
Quien, si tiene puestos los pies sobre la tierra, a pesar de que es un representante del cielo, es el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva: en el Tedeum del 9 de Julio dijo que la falta de observación del termómetro social, que mide la situación de los argentinos que viven de a pie y la libertad sin odio, deberían ser mirados con más atención. Por eso es que ahora la oportunidad, aunque más angosta, la tiene Milei.
El Presidente muestra torpezas políticas y económicas que lo dejan cada vez más aislado. Gobernadores, aliados y votantes se alejan, mientras él insiste en culpar a los demás.
Las marchas en todo el país y el rechazo del Congreso a los vetos presidenciales expresan lo más elemental de la democracia: el pueblo y sus representantes le marcan límites al poder. No es un golpe, es participación ciudadana.
Congreso y gobernadores son dos partes del poder político que desvelan al Ejecutivo Nacional. Tras dos años con presupuesto prorrogado la administración libertaria ha entendido que puede ser un elemento ordenador de vínculos inconducentes, como los que ha venido manteniendo hasta ahora.
Se corrió el velo sobre el manejo de los recursos públicos durante 2026. Fueron expuestas las grandes líneas de lo que podría ser el primer presupuesto de un gobierno que va a ingresar en su tercer año de gestión.
Septiembre avanza y con él un escenario político que se va reconfigurando día a día. Lo que se palpa en las calles y en las urnas es que el oficialismo ya no tiene aquel blindaje con el que arrancó su gestión. El malestar es real y cada vez más visible: se expresa en el voto, en la desconfianza, en la distancia de sectores que hace poco estaban dispuestos a darle crédito.
Con la frase ‘lo peor ya pasó’, el Presidente repitió el libreto de sus antecesores. El discurso leído y sin apoyo de sus funcionarios dejó más dudas que certezas y derivó en cacerolazos.
El entrenador de la Selección Argentina habló tras la caída en Guayaquil. Analizó la última fecha de las Eliminatorias y destacó el trabajo del rival. También se refirió a la ausencia de Messi.
El candidato a senador acusó a la gestión Milei de priorizar la confrontación antes que resolver las necesidades de universidades, jubilados y provincias.
El periodista deportivo radicado en España analizó en Aries la adaptación del exRiver al Real Madrid. Sostuvo que un año más en el fútbol argentino le habría dado más rodaje antes del salto.
La Cámara Federal de Apelaciones de Salta rechazó una nueva impugnación de la defensa y dejó firme la solicitud de desafuero del legislador, investigado por peculado de servicio y abuso de autoridad.
Los ediles señalaron la cantidad de obras “abandonadas” de la gestión Romero a partir de su derrota electoral en mayo de 2023. Sumaron los sobreprecios en las obras de Plaza 9 Julio y canal de Yrigoyen.