
La Argentina vive hoy una de sus efemérides patrias más importante. Es el Día de la Bandera, un homenaje al símbolo patrio en el día en el que en 1820 murió su creador, Manuel Belgrano, un prócer cuyo pensamiento tiene plena vigencia.
En los últimos días hemos sido testigos de una serie de acontecimientos tan aborrecibles como dramáticos.
Opinión16/05/2024La profundidad de la crisis que atraviesa nuestro país trasciende a lo político-económico y obliga a prestar una especial atención también a la cuestión social.
La incertidumbre, la insatisfacción y la desesperanza parecieran expresar los síntomas de la época. También la reacción desmedida, la prepotencia y la intolerancia. Al multiplicarse, estos sentimientos empiezan a corroer los cimientos del humanismo y, en consecuencia, el tejido social y la convivencia pacífica de los argentinos.
La capacidad de identificar lo común y lo colectivo por encima de las diferencias es lo que le permitió a nuestra Nación ser la envidia entre muchos países de la región a menudo paralizados por la escalada de conflictos civiles.
No podemos subestimar la situación ni mucho menos naturalizarla. Ni las escaramuzas entre periodistas o políticos en el horario central de la televisión; ni los escraches y las amenazas en las redes sociales.
Es inadmisible relativizar las batallas campales entre adolescentes afuera de los colegios… ni hablar del lacerante asesinato de tres mujeres en manos de un femicida que las incendió vivas con una bomba molotov.
La viralización de los discursos de odio, la exaltación de las relaciones amigo/enemigo y la constante apelación a la violencia en las redes sociales está empezando a materializarse en el territorio. Los hechos son flagrantes.
El fenómeno que nos preocupa no es exclusivo de nuestro país. Es un problema en todo el mundo. La aldea global. La conexión con todos y con nadie a la vez. Estereotipos inalcanzables y un modelo de sociedad más orientado a los consumidores que al conjunto del género humano.
El problema se produce cuando las mayorías son descompuestas al extremo de los individuos y estos empiezan a caerse del sistema o, mejor dicho, del mercado.
Citando al Papa Francisco: “las redes sociales pueden facilitar el encuentro y la solidaridad entre todos, pero también pueden aumentar el sentimiento de soledad y aislamiento, promoviendo formas de violencia”.
La Organización Mundial de la Salud estima que una de cada cuatro personas actualmente padece ansiedad, soledad o aislamiento social. Estas afecciones tienen su correlato en la calle, en los vínculos sociales concretos, en las relaciones afectivas.
Si la cuestión social durante el siglo 20 estuvo orientada a garantizar la asistencia, la seguridad y la previsión, la agenda actual nos impone reparar los vínculos comunitarios, universalizar la atención de la salud mental y ponderar modelos sociales que superen la cultura del descarte.
Que la frustración, la violencia y la intolerancia sean una alarma y jamás lo natural. Estamos a tiempo.
La Argentina vive hoy una de sus efemérides patrias más importante. Es el Día de la Bandera, un homenaje al símbolo patrio en el día en el que en 1820 murió su creador, Manuel Belgrano, un prócer cuyo pensamiento tiene plena vigencia.
Feliz Día de la Bandera. Hoy conmemoramos no solamente la creación del más sentido emblema nacional, sino la vida y la obra de uno de esos hombres imprescindibles que cada tanto produce la historia: hablando de Manuel Belgrano. General en la Independencia de la Patria, estadista de la organización nacional e impulsor de la unidad social y política de los pueblos libres de América del Sur.
Rosario será escenario mañana a las 11 de la tradicional ceremonia en homenaje a la bandera y a su creador. A la misma hora, el Presidente de la Nación conmemorará la fecha pero en un barrio de la Ciudad de Buenos Aires.
Una de las semanas hábiles más breves del año puede marcar un cambio de rumbo del panorama político nacional. Resuelta la situación de la ex presidenta Cristina Fernández, el resto de la estructura institucional debe concentrarse en la atención de los temas fundamentales para el país.
Los salteños repiten esta jornada un homenaje que reivindica una figura que va creciendo con el paso del tiempo. La lucha del General Güemes, que fue imprescindible para que el país alcance su independencia, guía la de hoy por la superación de asimetrías para alcanzar el desarrollo.
En una Argentina fragmentada por el ajuste, el desprecio por los vulnerables y la pérdida del horizonte comun, los valores güemesianos, no solo son urgentes; son imprescindibles.
La jornada recuerda la creación de la bandera y la muerte de Manuel Belgrano; por qué la fecha no se traslada, independientemente del año.
El lamentable hecho fue confirmado por el proteccionista Lucas Iñigo, quien en su cuenta de Facebook, pidió que "su muerte no sea en vano".
La historiadora Sara Mata explicó que el general salteño nunca tuvo buena relación con los mandos militares enviados desde Buenos Aires, y que su figura fue subestimada deliberadamente por la historiografía oficial
Más de diez escuelas participaron del acto oficial en Plaza 9 de Julio. Pese al clima gélido, familias y docentes acompañaron con orgullo a los alumnos de cuarto grado.
La organizadora del Inti Raymi, reflexionó sobre la trascendencia espiritual de esta celebración andina. La ceremonia se vivirá este 21 de junio en la cumbre del Cerro San Bernardo.