Se ha vivido un fin de semana de muchas incertidumbres que ha marcado una vez más la enorme distancia entre las agendas, la agenda de la política y la agenda de la sociedad. 

Mientras a nivel de la política se discute a quien responde la nueva ministra de Economía; en la sociedad lo que se discute es que va a pasar con la inflación, de qué manera nuestro sistema productivo va a poder seguir adelante generando trabajo, de qué manera los argentinos vamos a poder afrontar una inflación que realmente es cada vez más acuciante y en medio de todo ese contexto las consecuencias sociales que eso trae aparejado en aquellos que no tienen posibilidad de tener una vivienda, en el precio de los alquileres, en la falta de gasoil, en todo un enorme desorden que tiene la economía argentina que hoy empezamos con un nuevo equipo económico a preguntar de qué manera se va a encarar.

Lamentablemente  tenemos que entender que esto no se va a resolver por un cambio de funcionarios. La Argentina necesita rumbos, lo venimos planteando. La Argentina necesita definir un perfil de qué manera vamos a encarar estos tiempos difíciles que se viven en el mundo.

La crisis global puede ser una excusa  para aliviar nuestra responsabilidad frente a la crisis de vivimos en Argentina, pero visto desde otro lugar  es una enorme oportunidad que nuevamente estamos desperdiciando los argentinos. 

Es importante que a la hora de poner nuestras expectativas respecto a los cambios que vemos en las áreas del gobierno, particularmente, en el ministerio de Economía, la podamos moderar entendiendo que el problema no es un ministro, el problema es que tenemos un gobierno que no gobierna.