El pueblo votó
El domingo se votó con un mayor número de electores que en las PASO del 12 de septiembre. En aquella elección la euforia de Juntos por el Cambio inundó mentes y diarios hasta el día 14 de noviembre.
El tiempo entre los dos comicios fue de reflexión y acercamiento a los roles del gobierno y de la oposición y como resultado de ello, es que las elecciones del pasado domingo fueron diferentes.
Haber perdido el bloque oficialista seis escaños en el Senado a dos del quórum propio, es un escenario -como dije en columna anterior-benéfico para el juego democrático. No es bueno que las cámaras estén conformadas con mayorías absolutas pues hay una tendencia en esos casos, a imponerse por el número y no por la racionalidad porque el debate de posiciones diversas nutre el consenso.
El debate de ideas y posturas en el ámbito legislativo es el contrapeso de lo unidireccional que los ejecutivos tienen en nuestro país. Los presidentes tienen mucho poder y no es bueno que ese poder carezca de control por parte de los congresos.
Cómo será ello de importante en el diseño republicano de nuestro país que cada vez que hubo golpes de estado lo primero que se hacía era clausurar el Congreso. Las ideas que no son propias parecieran a primera vista que merecen el rechazo. Sin embargo a poco que se avance en el conocimiento y discusión se encuentran elementos que ayudan al entendimiento y colaboran en lo recto de las decisiones que se tomen finalmente.
El Congreso Nacional tiene que tener las voces de todos los argentinos. Así se entiende dentro de la República el juego democrático.
La Cámara de Diputados recepta los principios enunciados al no haber una mayoría absoluta de una fuerza política, aunque el oficialismo haya, sumado nuevos diputados a los existentes en estas elecciones
En términos generales, la composición de las cámaras a partir de diciembre será mucho más dinámica, sobre todo en el senado. Las discusiones serán eso y no meras declaraciones principistas unilaterales que no admitan la injerencia de otro concepto. Cada legislador tendrá que discutir con su par y los bloques no serán pétreos sino un conjunto de ideas afines pero de ninguna manera un batallón militar.
El Ejecutivo escuchará la voz del congreso que es escuchar a los representantes del pueblo de la nación. Es mucho mejor. Lleva más trabajo pero es más democrático.
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