Convencionales constituyentes
Estamos a poco más de dos semanas de las elecciones provinciales fijadas para el 15 de agosto. En ellas se elegirán diputados, senadores, concejales, un intendente para Aguaray y convencionales constituyentes.
Espero que los electores, que son algo más de un millón de personas, tomen el peso al acto cívico político que significa, nada más que el pueblo de la provincia elija a las personas que tendrán la tarea de integrar el poder legislativo, por una parte, al igual que los concejos deliberantes municipales y, por la otra, a quienes reformarán la Constitución Provincial.
Sobre estos últimos debo remarcar que serán sesenta ciudadanos, de toda la provincia que tendrán a su cargo la magna tarea de reformar el mayor instrumento jurídico político de la provincia.
La Constitución es la base fundamental de los derechos y organización de la provincia, sus habitantes y funcionarios. Sin ella reina la desorganización, la imprevisión, el desconocimiento de los derechos y las garantías. La constitución nos permite asentarnos en la provincia con previsión, seguridad y crecimiento.
Nuestra carta magna tiene su origen en el siglo XIX. Sin embargo el texto de mayor duración lo fue desde el año 1929 hasta el año 1949 y nuevamente desde 1955. La reforma de 1986 con la de 1998 y la aclaración de 2003 son el bloque constitucional más moderno.
Ahora el poder político ha resuelto hacer una reforma parcial de la misma a tenor de los nuevos tiempos y sobre toda en búsqueda de mayor transparencia y efectiva participación del pueblo en el control de las autoridades, para beneficio de la honestidad y la erradicación, en la organización política del estado, de personas o grupos de personas que usufructúen un poder ilimitado y de carácter dominante en la administración del Estado y sus recursos. Evitar la conformación de castas que so pretexto de una gestión a favor de los administrados, se enriquezcan e impidan la dinámica social y política de sus habitantes.
Esta importante realidad y las consecuencias de una reforma que no solo durará por décadas sino que modificará la cultura política provincial y aportará mejores y más positivos derechos, importa para los electores una responsabilidad mayúscula de la que no deberían ser ajenos. Por el contrario, una elección irresponsable conllevará a que el objetivo de mejorar se pierda.
Cada ciudadano y elector es el que con su voto pondrá a cargo de la reforma a candidatos que hayan demostrado, si demostrado, capacidad e idoneidad para tan alta misión.
Un error en la constitución no se enmienda con facilidad, como se puede hacer con una ley u ordenanza. Los errores en la elección de convencionales constituyentes traerá aparejado años de pérdida para la provincia.
Que cada ciudadano sea no solo interesado en la reforma sino también propulsor del mejor voto en las elecciones del 15 de agosto.
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