A llorar al campito
Les voy a recordar algo a la concejal Laura García y a todos sus pares, porque están dejando pasar la oportunidad de hacer algo útil dentro del Concejo Deliberante exigiendo cosas que marca la Carta Orgánica Municipal.
El artículo 8 de la misma dice que el Gobierno municipal de la Ciudad de Salta será ejercido por el Departamento Ejecutivo, a cargo de un Intendente, y un Concejo Deliberante. El Intendente y los Concejales serán elegidos de forma directa por el pueblo de acuerdo con la Constitución Provincial.
Es decir, tenemos una situación que está claramente explicada en la Carta Orgánica; entonces, ¿cómo puede ser que el Concejo Deliberante esté un año y medio sin tener datos sobre el manejo de recursos y planes de acción? Indudablemente, está gobernando mal porque ese cuerpo es parte de esto, caso contrario los concejales debieran haber pedido otras soluciones a los problemas a los que no les da importancia el Ejecutivo Municipal.
Pero además, la Carta Orgánica dice que para nombrar o remover a funcionarios o empleados de la Administración se debe solicitar un acuerdo del Concejo para la cobertura de la vacancia; es decir, para nombrar un nuevo funcionario la Señora Intendenta necesitaría tener el acuerdo de los Concejales. Ahora se están yendo un funcionario – que hace un año y medio está en la gestión y recibió equis cantidad de partidas, sobre las que no rindió cuentas lo que hizo durante todo ese periodo.
Yo le diría a Laura García, con todo respeto, que ante todas estas fallas debería pedir un juicio político a la Intendenta por no cumplir con lo que dice la Carta Orgánica; sino este es un llanto de todos los miércoles que no llega a ningún destino, queda como una expresión de deseo.
Los Concejales no fueron votados para expresar deseos. Según la Carta Orgánica, tienen las mismas responsabilidades que la señora Intendenta.
La historia reciente que están escribiendo estos Concejales es lastimosa; tienen en sus manos la posibilidad de cambiar el destino que le está dando el Ejecutivo Municipal a ellos mismos porque no los tienen en cuenta, es como si no existiesen. Pero ninguno se hace respetar ni recurre a la Carta Orgánica; ellos, entonces, son partícipes de lo que hace la Intendenta. En realidad, son cómplices. Alguien debiera plantearlo seriamente o no llorar más con que no les mandan los informes y que los funcionarios no van.
Es más, el Concejo Deliberante tiene hasta la chance de participar en las paritarias que se hagan con los gremios municipales. Sin embargo, a esa posibilidad la tiene el hermano de la Intendenta, Juan Esteban Romero y Fernando Palópoli, quien nada que ver con la Intendencia. Está ahí para intervenir en los berrinches que pueda tener la titular del Ejecutivo Municipal con el Ejecutivo Provincial pero Palópoli es empleado del Senado de la Nación.
En esa situación, ¿qué participación tuvieron los Concejales?; absolutamente ninguna. Porqué se dejan faltar el respeto así? Porque los propios Concejales no cumplrn con su deber marcado por la Carta Orgánica.
Así que – como dice un famoso cómico - a llorar al campito.
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