No son expresiones que se puedan inscribir en una campaña organizada con un solo objetivo. Por el contrario, son grupos diferentes que tienen demandas propias; solo muestran como elemento común la práctica de marchas y concentraciones que alteran el movimiento del espacio donde intervienen.

Es cierto que hay movimientos políticos que actúan al frente de las protestas y otros que operan por detrás, acompañando las expresiones de movimientos sociales  que tienen muchos problemas y escasos recursos para exponerlos. Se pueden citar dos ejemplos que en estos días alcanzaron una importante visibilidad. Es el caso de los llamados Docentes Autoconvocados, que vienen movilizados desde febrero, con resultados casi nulos hasta el momento. La falta de eficacia de sus acciones los llevó incluso a un intento de copamiento de dependencias de la cartera de Educación en la sede del Ejecutivo. 

Otro grupo visible que manifiesta un posicionamiento político es el que se identifica como Frente Piquetero por Trabajo Genuino. Tiene proyección nacional que se reconoce en las demandas comunes por una asistencia social que incluya un salario equivalente al valor de la canasta familiar, como uno de los puntos. Su intervención de hoy se produjo en una avenida del macrocentro, que lleva al Centro Cívico Provincial. Pero hay otras expresiones más sectoriales, como el reclamo de trabajadores contratados del área social o el de los permisionarios de estacionamiento medido, que están siendo expulsados de ese sistema por modificaciones que hace el gobierno capitalino.

A este cuadro debe sumarse el corte de rutas en el norte de la provincia, también por demandas sociales de pesos. El reclamo por mejor atención sanitaria por parte de comunidades originarias o por servicios esenciales, como el agua, llevan a situaciones que revelan mal humor social, en el mejor de los casos.

Los especialistas consideran conflictos sociales a formas de acción directa que revelan la disconformidad sobre distintas situaciones que encajan en el marco de vínculos comunitarios. Y se llega a ellos cuando los canales propios de procesamiento de los mismos están ausentes o son deficientes; especialmente se reconoce el peso del deterioro de la relación entre los ciudadanos, los partidos políticos mayoritarios y los grandes sindicatos.

La reacción espontánea de grupos sociales, que desborden las instituciones que debieran contenerlas, son una práctica que se manifestó con fuerza en la década del menemismo y fue encausándose en formas que usufructuaron los beneficios de la protesta masiva. En el 2001 volvió a expresarse, con un punto extremo en el alejamiento de un Presidente. Actualmente no tiene tal impacto ni generan un escenario de ingobernabilidad.

Hay irritación social pero no se rompe, al menos en la Provincia, la comprensión por el esfuerzo que los gobiernos realizan para equilibrar el impacto de un cruce de emergencias sin antecedentes históricos. Es un acompañamiento saludable que debe considerarse. 

Salta, 04 de marzo de 2021