Opinión 21/01/2020

Riesgo

La Argentina no puede sostener la carga de deuda que hoy enfrenta por lo que resulta fundamental que exista un alivio. Es lo que dijo el ministro de Economía de la Nación al momento de informar el envío del proyecto de ley para la sostenibilidad de la deuda al Congreso. Confirmó así lo que se venía anunciando a través de distintos voceros y sugiriendo a través de los especialistas.

Desde aquella afirmación hecha por el propio Presidente al momento de asumir respecto de que existe voluntad de pago, pero para poder pagar el país necesita crecer, todo transitó por ese camino, aun cuando no faltaron quienes advirtieron que la Argentina es un deudor serial y pocos le dan crédito a sus promesas. En vísperas de un viaje para gestionar la refinanciación lo que este martes hizo Martín Guzmán no fue solo anunciar la remisión de la iniciativa al Parlamento sino también explicar algunos aspectos que, generalmente, se interpretan con el cristal del posicionamiento político. 

De allí que el llamado de atención sobre lo que está pasando y su vinculación con la anterior gestión de gobierno, puede sonar a los oídos de parte del país como una carga a la herencia recibida, remanido recurso para explicar que el Gobierno que se está acomodando no es responsable de una situación que se presenta como crítica. Pese a que se sabe que así es el arranque, en esta caso no se evitó la referencia a que se enfrenta una profunda crisis de deuda por lo que se ha hecho, que fue un desastre. 

Un gobierno se recibe sin beneficio de inventario y sólo se puede exigir que quién se sienta en condiciones de asumir la responsabilidad conozca acabadamente cuál es la situación y cuáles las soluciones. El ciudadano común percibe que algo está mal cuando sus esfuerzos no rinden frutos y el rendimiento se deteriora sin que la causa sean sus errores. Esa percepción fue explicada hoy por el principal responsable de la hacienda pública.

Según el Ministro de Economía, en  dos últimos años el país rifó el acceso al mercado de créditos internacionales, aumentó brutalmente el endeudamiento y no generó un aumento de su capacidad productiva para hacer frente a los compromisos que habían tomado. El dato más importante es el destino que se dio al “préstamo más grande en la historia del FMI”, que la Argentina usó para financiar deuda y también la salida de capitales.

Ya no es un supuesto ni una sospecha. Oficialmente el Poder Ejecutivo describió dos acciones de gobierno que generaron una gran hipoteca  que compromete el futuro de los argentinos.

En esta situación, la Nación no está pagando la deuda de capital en dólares, pero sí los intereses. En el caso de la deuda en pesos se ha logrado refinanciar sus vencimientos y se continúa pagando los intereses. El agua ha llegado al cuello y un salvataje no serviría; según este gobierno, apenas sería una bocanada de oxígeno.

Otro dato también estuvo contenido en los anuncios de hoy. No habrá asistencia financiera para aquellas provincias que no pueden pagar su deuda.

Se han puesto a todos los protagonistas en el campo de juego. A los miembros del Ejecutivo se sumaron a los legisladores, todos los cuales no visten la misma camiseta y a los bonistas, que tienen también mucho que perder.

Los ciudadanos ya conocen de qué juego se trata. Y el riesgo que todos corren.

Salta, 21 de enero de 2020

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