Opinión11/06/2025

Corrupción

Con varias causas aún abiertas, Cristina Fernández comienza a cumplir la condena de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos confirmada este martes por la Corte Suprema de Justicia. La decisión generó un fuerte impacto y las reacciones inmediatas se centraron en la vinculación del fallo con su futuro político.

La ex presidenta fue hallada culpable del delito de administración fraudulenta y además de la condena penal, la Corte validó el decomiso de casi 85 mil millones de pesos como parte del daño ocasionado al erario público. Conocida como la causa Vialidad, en dos instancias la Justicia sancionó las maniobras delictivas en la obra pública de Santa Cruz. Bajo la apariencia de legalidad, se realizaron licitaciones simuladas y adjudicaciones direccionadas que beneficiaron a empresarios cercanos al poder, especialmente a Lázaro Báez. El máximo tribunal, que intervino luego que la propia Cristina Fernández fuera en queja, afirmó en su fallo que ella abusó de sus funciones en favor de intereses personales, desnaturalizando el uso de los fondos públicos. 

Sobre la situación que atraviesa la líder política, que consolidó su poder especialmente en las dos últimas décadas, se observa que se frustra cualquier intento de ejercitarlo desde una función electiva y con fueros. Atendiendo a esa circunstancia, las opiniones cayeron sobre la justicia a la que incluso se la acusa de atentar contra la democracia. 

Mucho trabajó la referente peronista desde que se tornaron conducentes las denuncias por corrupción que se formularon en su contra para convertir a su seguro paso por los tribunales en una épica, que la convierta en víctima de la persecución del poder económico. Precisamente, cuando en diciembre de 2022 se conoció la condena  el Tribunal Oral Federal número 2 que la juzgó, a través de un extenso y fuerte discurso, aseguró que el fallo respondía a “un Estado paralelo y a una mafia judicial". Identificó a uno de sus operadores -el señor Magneto, CEO del Grupo Clarín- al que le dijo que nunca sería “su mascota”. En su punto instaló su defensa pública, especialmente a través de sus redes, llevando a que el análisis de la causa se centre en ese aspecto y no en la cuestión de fondo: la corrupción.

Y pareciera que no es un tema que preocupe a quienes desde los medios van armando una opinión en torno a lo que se calificó como un precedente inédito en la historia institucional argentina, en el que una ex jefa de Estado es condenada de manera firme por esa causa. Para justificar la marginación de ese motivo, se repite que no se ha demostrado de manera fehaciente su responsabilidad en los hechos.

Está dicho que la corrupción tiene consecuencias negativas, no solo en el sistema institucional sino, incluso, en el propio del desarrollo económico. La falta de transparencia y de control suelen ser sus causas.

Según Índice de Percepción de la Corrupción 2024, que desde 1995 elabora Transparencia Internacional, la Argentina  obtuvo 37 puntos sobre 100 posibles; esto es, más cerca del cero que califica a los países más corruptos. No ha mejorado su posicionamiento, pese a la consigna del gobierno de la Libertad Avanza de atacar todos los nichos de corrupción.

Por ahora, aparece como urgente resolver la situación del sector político que se referencia en Cristina Fernández. La pretensión de los más cercanos es llevarla como bandera para una reorganización que fortalezca liderazgos que coloquen al peronismo a la cabeza de la oposición al gobierno de Javier Milei.

La lucha contra la corrupción es harina de otro costal y pareciera que puede seguir esperando.

Salta, 12 de junio de 2025

Te puede interesar

La actitud ciudadana encontró la responsabilidad institucional

Tal como venimos insistiendo desde hace tiempo en estas columnas, en momentos de crisis la centralidad de la política pasa por el Congreso de la Nación. Allí se debate el presente y el futuro de la Argentina.

Cuentas

Sin antecedentes cercanos de una decisión similar, el Concejo Deliberante rechazó la Cuenta General del Ejercicio 2023, correspondiente al último año de gestión de Bettina Romero. Asimismo, aprobó por mayoría la del año 2024.

El error de Milei: cuando el problema es él mismo

El Presidente muestra torpezas políticas y económicas que lo dejan cada vez más aislado. Gobernadores, aliados y votantes se alejan, mientras él insiste en culpar a los demás.

La voz de la calle y del Congreso no es un golpe, es democracia

Las marchas en todo el país y el rechazo del Congreso a los vetos presidenciales expresan lo más elemental de la democracia: el pueblo y sus representantes le marcan límites al poder. No es un golpe, es participación ciudadana.

Incapacidad

Congreso y gobernadores son dos partes del poder político que desvelan al Ejecutivo Nacional. Tras dos años con presupuesto prorrogado la administración libertaria ha entendido que puede ser un elemento ordenador de vínculos inconducentes, como los que ha venido manteniendo hasta ahora.

Guía

Se corrió el velo sobre el manejo de los recursos públicos durante 2026. Fueron expuestas las grandes líneas de lo que podría ser el primer presupuesto de un gobierno que va a ingresar en su tercer año de gestión.