Oportunidades

Los especialistas reconocen que el grado de incertidumbre aumenta por encima de los hechos o acontecimientos concretos, configurando una realidad muy difícil de gestionar. “Provocan, en muchas oportunidades, situaciones de desequilibrio económicos y sociales que no son fáciles de explicar desde la racionalidad”, destaca Lucas Garetto, catedrático del Instituto de Estudios Superiores de Córdoba.
Se debiera entender que por sí solos los años electorales no debieran alterar en demasía la vida y las decisiones de los ciudadanos en ninguna dimensión distinta a la política; ello en tanto son procesos que se repiten y son imprescindibles para sostener la organización institucional de un Estado. No es el caso de la Argentina, que vivió períodos de inestabilidad política desde la primera mitad del siglo pasado y la recuperación de la democracia –de la que se van a cumplir en diciembre 40 años- representa un proceso de construcción que avanza con marchas y contramarchas que impactan en la economía, provocando crisis recurrentes que se profundizan cuando hay cambios notorios en el mando del poder político. De allí la justificada inquietud con la que las empresas atraviesan este tiempo elecciones, principalmente si de lo que se trata es de renovación de Ejecutivos.
Es en ese contexto que se debe inscribir la intranquilidad que provoca en los operadores económicos los cambios en la gestión. La expresó el titular de la Cámara Pyme de Salta, Roberto Hernández, especialmente vinculándolo al hecho que no hay una unidad en torno de puntos estratégicos, independientes de la estructura partidaria que gobierne.
No merece mayor explicación la vulnerabildad de la pequeña y mediana empresa salteña, que comparte con las del resto del país un conjunto de limitaciones generadas por medidas macroeconómicas, que entorpecen el desarrollo de sus actividades. Sí se debe destacar que, pese a ellas, las pymes siguen esforzándose para producir y generar servicios a la comunidad. La inflación, por caso, es un problema muy complejo y a ella se suma las restricciones a las importaciones y las escasas posibilidades de acceder al financiamiento.
Para reducir esas aristas negativas se debe acordar un “proyecto país”, llaman algunos o definir una unidad estratégica de los principales actores de la vida económica y social, junto a los gobiernos, en torno de puntos que deben ser intocables, sea cual fuese el sector político al que le toque gobernar. Sin ese acuerdo, cada elección aparecerá como un desafío ante el cual habrá que actuar sin tener en claro cuál es el rol que dentro de él tienen las empresa e, incluso, los propios ciudadanos convocados a votar por consignas, cuya realización es de difícil concreción lo que contribuye a las crisis que van sucediéndose.
A poco de entrar de lleno en el proceso electoral, con la definición de alianzas y la presentación de candidatos, se reconoce que hay líderes de partidos que proponen una idea que se aproxima a la pretensión de tener un núcleo duro de coincidencias; lamentablemente no la bajan a la realidad porque, en definitiva, se apegan a sus ventajas en la competencia para alcanzar los cargos electivos.
Pese a la incertidumbre, que para un empresario quizás resulte más difícil de manejar que los riesgos que impone la tarea cotidiana de generar riqueza, las pymes se aferran con esperanza a que las elecciones promuevan propuestas que, en última instancia, son oportunidades.
Salta, 07 de marzo de 2023