
Mientras los argentinos votaban entre promesas y frustraciones, los grandes fondos ya habían ganado la elección. En diez días hicieron un negocio que ningún gobierno podría garantizar sin complicidad política.


Finalmente, la semana pasada se aprobó en Diputados el Acuerdo con el Fondo Monetario. Esta semana ya se está preparando el debate en el Senado.
Opinión14/03/2022 Juan Manuel Urtubey
Una oportunidad, decía la semana pasada, de ver cómo nuestra dirigencia está en condiciones de discutir problemas estructurales de Argentina y uno de los problemas estructurales más serio es esa propensión natural que tenemos a que todo sea culpa de otro.
Daría la sensación de que la culpa de todos nuestros males en gran medida es del Fondo Monetario Internacional. Es bueno empezar a mirarnos al espejo y darnos cuenta de qué es lo que nos está pasando. Ya han sido más de 30 acuerdo con el Fondo Monetario y la mayoría de ellos incumplidos y, a las cansadas, luego hemos terminado pagando nuestras deudas.
Otra escena más de esa situación es la que estamos viviendo ahora y ¿qué es lo que nos está planteando el Fondo Monetario, más allá de toda la cuestión esta simbólica que significa el FMI si, el FMI no, hay tres criterios que se plantean: uno de ejecución fiscal, otros de ejecución monetaria y otros de acumulación de reservas netas
¿De qué se trata? Para que parezca que podemos cumplir con nuestra obligación, el Fondo plantea criterios de déficit fiscal, o sea, reducir nuestro déficit fiscal a un 2% un poco más arriba del PBI. No estamos hablando de superávit sino seguir con déficit, pero con menos. Restringir la incidencia en política monetaria pudiendo operar con mucho menos recursos en lo que significa la política monetaria y una política de acumulación de reservas netas de un promedio de unos $5 mil millones de dólares anuales.
La pregunta es la siguiente: ¿Este tipo de políticas no debiéramos hacer los argentinos inclusive sin la existencia del Fondo Monetario Internacional? ¿No debiésemos trabajar para tener menos déficit fiscal? ¿No debiésemos trabajar para tener más reservas, más solidez? ¿No debiésemos tener una política monetaria un poco más responsable sin necesidad de que nadie nos lo pida? Y ahí es donde vamos a un problema serio, da la sensación que todo esto en definitiva cobra la espectacularidad que cobra ante la ausencia de un proyecto nacional en la Argentina, carecemos de un proyecto nacional.
Daría la sensación de que se ha tomado, por ejemplo, en materia económica, el atajo de sustituir la idea de un proyecto económico democratizante por la apropiación de parte del excedente del Agro para poder financiar a los sectores urbanos.
Desde la política, se eligió el personalismo en sustitución de una institucionalidad nueva capaz de crear una democracia de mucha más alta energía ¿Qué significa eso? En realidad, el problema respecto a si acordamos o no acordamos con el Fondo, en definitiva tienen la importancia que tiene porque nosotros no sabemos a dónde vamos. Cuando vos no sabes a dónde vas es muy difícil que vayas a algún lugar.
Y uno de los problemas, para cerrar, que siempre se plantean es que “bueno lo que pasa es que el peronismo no puede hacer eso”. Erróneo. En el año 52, con el Plan de Emergencia Económica producto de lo que pasaba en la posguerra, el peronismo llevó un proceso que bajó en 23 puntos reales el Gasto Primario ¿Por qué? Porque entendía que había cambiado, elevó las tasas de interés, eliminó las restricciones a inversiones extranjeras. Eso se hizo en un gobierno peronista y se hizo en la década del 50 con Perón, para aquellos que creen que eso no es posible. Por eso pienso que ésta es una buena oportunidad para pensar, para reflexionar ¿Vamos a construir un proyecto nacional o no lo vamos a hacer?

Mientras los argentinos votaban entre promesas y frustraciones, los grandes fondos ya habían ganado la elección. En diez días hicieron un negocio que ningún gobierno podría garantizar sin complicidad política.

Tras las elecciones de medio tiempo, importa atender el medio tiempo que resta. Por delante hay dos años de mandato para los Ejecutivos nacional y provincial y pensarlos en términos de una renovación reducirá la apreciación de una gestión obligada a resolver severos problemas por los que atraviesa el país.

Dos millones de argentinos no fueron a votar.

La democracia argentina ha dado otro paso hacia su fortalecimiento. Más allá de los resultados de las pasadas elecciones, se hizo lugar a una forma de participación ciudadana que, en cada comicio, tiene la oportunidad de evaluar la tarea política que se despliega desde la administración del Estado a la práctica del control del manejo de los asuntos públicos, que es tarea de los legisladores. Y a través del voto, califica.

La Argentina atraviesa una etapa de pérdida de soberanía y dignidad nacional, pero hay que confiar en que la convivencia democrática siga garantizando el derecho a pensar distinto.

No se elegía Presidente, no se elegía Gobernador, pero la legitimidad de cada uno de ellos estaba en juego.

En su paso por Salta, el Secretario General de SUTERH, Víctor Santa María, cuestionó la reforma laboral que impulsa el Gobierno Nacional y advirtió que podría implicar la eliminación de derechos clave como los convenios colectivos y las paritarias.

Las tasas de interés de los plazos fijos iniciaron la semana con bajas generalizadas (entre 1 y 12 puntos porcentuales) luego de la victoria del oficialismo en las elecciones.

Hoy, la billetera virtual que ofrece el mayor rendimiento en Argentina es Naranja X, con una Tasa Nominal Anual del 39 por ciento en su cuenta remunerada.

El Presidente y el exmandatario hablaron por teléfono durante diez minutos y coincidieron en la necesidad de consolidar acuerdos parlamentarios.

El documento fue presentado por la legisladora santafesina Romina Diez. Lleva la firma del diputado en licencia por el escándalo narco, José Luis Espert.