China exige controlar la reencarnación del Dalái Lama y tensa la disputa con el Tíbet

Beijing reafirmó que todo sucesor espiritual tibetano deberá contar con su aprobación, mientras el actual Dalái Lama confirmó que su linaje continuará con independencia del gobierno chino.

El Mundo02/07/2025

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China afirmó este miércoles que la reencarnación del Dalái Lama “debe ser aprobada por el gobierno central”, después de que el líder espiritual tibetano en el exilio anunciara que habrá sucesor tras su fallecimiento. Según indicó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, en una rueda de prensa regular en Beijing, “la reencarnación del Dalái Lama, el Panchen Lama y otras grandes figuras budistas debe elegirse mediante sorteo en urna de oro, y contar con la aprobación del gobierno central”, aludiendo a un método instaurado por un emperador de la dinastía Qing en el siglo XVIII.

El Dalái Lama, quien cumplirá 90 años el 6 de julio, confirmó este mismo miércoles que la institución espiritual de seis siglos continuará, disipando el temor de muchos tibetanos a un futuro sin una figura central. Tenzin Gyatso, el actual Dalái Lama y 14º en la línea, vive exiliado en India desde 1959, cuando abandonó el Tíbet ante la represión militar china tras el levantamiento de Lhasa. Desde entonces, se ha convertido en el principal referente internacional del reclamo tibetano por el reconocimiento de su identidad cultural, hasta ceder en 2011 su autoridad política a un gobierno en el exilio elegido por unos 130.000 tibetanos.

Según las declaraciones transmitidas en una videomensaje durante la apertura de la 15ª Conferencia Religiosa Tibetana, el Dalái Lama afirmó: “En respuesta a innumerables súplicas de la diáspora tibetana y comunidades budistas, confirmo que la institución continuará”, añadiendo que la responsabilidad de identificar a su sucesor “recaerá exclusivamente” en el Gaden Phodrang Trust, su oficina radicada en India. Fuentes del Gaden Phodrang Trust indicaron que el próximo Dalái Lama podrá ser de “cualquier nacionalidad” y elegido en “un lugar donde haya acceso a la libertad”.

La postura oficial de Beijing sostiene que cualquier reencarnación, incluida la del panchen lama — segunda figura en jerarquía — debe realizarse bajo supervisión del Estado. Mao Ning reiteró que “el budismo tibetano nació en China y posee características chinas", y defendió la adaptación de la religión al entorno político y social del país como garantía para su supervivencia.

En la misma jornada, la cúpula del budismo tibetano, reunida en la ciudad india de Dharamshala con motivo de la conferencia religiosa, condenó “enérgicamente” la injerencia de China en el proceso sucesorio. Mediante una resolución unánime, respaldaron el plan del Dalái Lama y aseguraron que “jamás aceptarán” el uso político por parte de la República Popular China del proceso de reencarnación.

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El ritual tradicional para elegir al Dalái Lama comienza tras su muerte, mediante la búsqueda espiritual de un niño candidato que es sometido a pruebas para certificar su identidad, en un proceso históricamente validado por el panchen lama. En 1995, China nombró a su propio panchen lama y detuvo al elegido por el Dalái Lama, quien es considerado por grupos internacionales de derechos humanos como “el preso político más joven del mundo”.

Sectores de la comunidad tibetana en el exilio manifestaron alivio por la confirmación de la continuidad del linaje espiritual, aunque advirtieron sobre la intención de China de designar un sucesor paralelo para reforzar el control sobre el Tíbet. Representantes de la conferencia religiosa se comprometieron a “mantener la unidad nacional” y continuar la lucha por “la justa causa del Tíbet”, en vísperas del próximo aniversario del Dalái Lama previsto para este domingo.

El Dalái Lama es la máxima autoridad espiritual del budismo tibetano y figura central en la tradición religiosa, cultural y política del Tíbet desde el siglo XV. De acuerdo con la tradición, los Dalái Lama son considerados la manifestación terrenal de Avalokiteshvara, el bodhisattva de la compasión. Este linaje comenzó en 1391 y, desde entonces, la institución ha jugado un papel clave en la historia tibetana, integrando funciones religiosas con el liderazgo político del gobierno tibetano, especialmente desde el siglo XVII.

El actual Dalái Lama, Tenzin Gyatso, reconocido como el decimocuarto Dalái Lama, nació en 1935 en Taktser, una aldea del Tíbet oriental. Fue identificado a los dos años como la reencarnación de su predecesor, siguiendo un complejo proceso de búsqueda e interpretación de señales religiosas por parte de altos lamas y monjes. A los cinco años asumió oficialmente su papel y, a los 15, fue investido como jefe espiritual y político del Tíbet en un momento de tensión con el gobierno chino.

Tras la invasión militar china de 1950 y la represión del levantamiento tibetano de 1959, el Dalái Lama decidió exiliarse en la India, donde estableció en Dharamshala el gobierno tibetano en el exilio y se convirtió en una figura global en defensa de los derechos humanos, la autonomía tibetana y la preservación de la identidad cultural de su pueblo.

En 1989 recibió el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la no violencia, el diálogo intercultural y la reconciliación. En tanto líder espiritual, ha viajado por todo el mundo difundiendo los principios del budismo tibetano, como la compasión, la ética y el respeto por todos los seres. Asimismo, fomenta la educación moderna entre la juventud tibetana en la diáspora y el diálogo entre religiones y ciencia.

Desde 2011, el Dalái Lama renunció formalmente a su rol de líder político, transfiriendo estas potestades a un gobierno democrático tibetano en el exilio, pero sigue siendo la referencia espiritual y moral para millones de seguidores en el Himalaya, Mongolia, Rusia y el resto del mundo. La vigencia de su linaje es considerada vital no solo para la comunidad tibetana, sino también para quienes ven en él un símbolo del diálogo pacífico y la resistencia cultural frente a la represión.

Con información de Infobae

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