El G20 inicia con denuncias de la comunidad de inteligencia brasileña

Los empleados de la agencia ABIN mostraron su preocupación por el “desmantelamiento” del órgano, la falta de seguridad en la reunión de líderes mundiales y la creciente influencia china en el país.

El Mundo18/11/2024

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El G20, que acaba de comenzar hoy en Río de Janeiro, se inicia con la alarmante denuncia de Intelis, la Unión de Profesionales de Inteligencia del Estado de ABIN, la agencia de inteligencia brasileña. En un comunicado publicado tras el atentado del pasado miércoles frente al edificio del Tribunal Supremo en Brasilia en el que murió el atacante, la dirección de Intelis denuncia, entre otras cosas, una “baja participación efectiva de la ABIN en el G20 por limitaciones presupuestarias”. Esto se debe, dicen los profesionales de inteligencia, a que está en marcha un “desmantelamiento” de su agencia, que “vive actualmente un escenario alarmante que complica cada vez más la misión de garantizar la seguridad y la soberanía de Brasil”.

Intelis denuncia “crecientes restricciones en el acceso a herramientas tecnológicas y bases de datos, una excesiva burocratización de los procesos, que está dificultando la calidad del trabajo, el menor presupuesto disponible en los últimos 14 años, teniendo en cuenta la inflación; la falta de apoyo legal y de un marco regulatorio sólido, y una tasa de vacantes del 80% del personal”. En resumen, en el evento en el que participan los poderosos de la tierra, la inteligencia brasileña, históricamente buque insignia de las instituciones del país, está presente en forma reducida.

El gobierno, para los días del evento y para los que antecedieron al G20 Social, convocó una Operación de Garantía de la Ley y el Orden (GLO), que ha desplegado a las Fuerzas Armadas hasta el próximo jueves en los lugares por donde pasarán las autoridades. Pero, ¿será esto suficiente para garantizar la completa seguridad de este evento y, sobre todo, para proteger a Brasil de posibles operaciones de espionaje extranjero, dados los importantes temas que se discuten en el G20, incluso en reuniones bilaterales?

Ciertamente, la decisión de conceder a la delegación china un hotel entero en Brasilia y permitirle sustituir a todos los empleados del hotel por personal chino ha suscitado debate. En Brasilia, el miércoles, inmediatamente después del G20, el presidente Xi Jinping se reunirá con Lula. Es una visita crucial porque se discutirá la posible adhesión de Brasil a la llamada Iniciativa de la Franja y la Ruta. El hotel no sólo está situado cerca de la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada, sino que en él se aloja regularmente el ministro de Economía, Fernando Haddad, el único cliente al que la delegación china ha permitido alojarse.

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Con la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin, China es la protagonista de este G20, al menos desde el punto de vista de Brasil. Tanto es así que uno de los principales diarios del país, Folha de São Paulo, publicó ayer un editorial de Xi. En un artículo lleno de retórica de régimen titulado “China-Brasil: con un futuro compartido y una amistad que supera las distancias, es hora de navegar juntos a toda vela”, el presidente chino destaca “los beneficios mutuos, las ganancias compartidas” para “la modernización de los dos países”.

Pero en realidad aprieta el acelerador en lo que Beijing está exigiendo, que es reformar el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio y, sobre todo, ampliar la Iniciativa de la Franja y la Ruta también al gigante latinoamericano: “Promoveremos continuamente el fortalecimiento de las sinergias entre la Iniciativa de la Franja y la Ruta y las estrategias de desarrollo de Brasil, reforzaremos constantemente el carácter estratégico, global y creativo de la cooperación China-Brasil, mutuamente beneficiosa, crearemos más proyectos ejemplares que respondan a las demandas futuras y aporten beneficios duraderos a las personas”, escribe el presidente chino.

Lula había dicho en julio que estaba a favor de la adhesión de Brasil, pero luego su asesor en política exterior, Celso Amorim, le restó importancia. “La palabra clave es sinergia. No es una firma al final, como una póliza de seguros. No estamos firmando un tratado de adhesión. Es una negociación de sinergias”, había declarado Amorim al diario O Globo.

China también se ha sumado a una de las iniciativas paralelas del G20 propuesta por el gobierno de Lula, la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, firmada por 37 países e instituciones y organizaciones multilaterales, entre ellas la Fundación Bill y Melinda Gates. Según el secretario de Asuntos Económicos y Financieros de la cancillería brasileña, Maurício Lyrio, la Alianza tendrá su sede en la FAO, en Roma, y sus actividades comenzarán en 2025 hasta 2030.

Sin embargo, el festival de música de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, impulsado y organizado por la esposa de Lula, Rosangela Lula da Silva, conocida como Janja, ha causado polémica porque costó al menos 33 millones de reales (5,7 millones de dólares) pagados con dinero de Petrobras e Itaipú. Precisamente, la esposa de Lula, además de acabar en la tormenta de la polémica por haber dicho el sábado en el evento paralelo del G20 Cria “Fuck Elon Musk”, contra el dueño de X y próximo miembro de la administración Trump, según la revista Istoé, ha acabado en el punto de mira de los diplomáticos chinos.

Con información de Infobae

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