
El tema con el tiempo no es solo que no puede volver atrás. Es que tampoco puede imitarse, copiarse, ni mucho menos detenerse. Haber aprehendido esa certeza a veces, cada tanto, nos lleva a reflexiones que no hacen otra cosa que intentar traducir con ambición explicativa lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos a medida que se pasan los días. Son los propósitos, más que los deseos, los objetivos o las aspiraciones.














