Problemas

Las dificultades de abastecimiento fueron confirmadas a Aries por el presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Salta, Manuel Pérez, quien sumó su voz a la de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines, que nuclea a los dueños de las estaciones de servicio. Ese sector denunció una situación límite debido al congelamiento de los precios de las naftas y el gasoil, la inflación sin freno y la doble caída en los ingresos, factores que impactan en la rentabilidad del negocio. En este punto, a la falta de provisión de combustible hicieron notar que sigue sin resolverse el reclamo de aumento de las comisiones por cada litro vendido que vienen planteando como imprescindible para hacer frente a los mayores costos operativos y salariales. No es un problema que tenga connotaciones regionales. Desde la confederación informaron que afecta a un número creciente de estaciones de Neuquén, Río Negro, Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y parte de la provincia de Buenos Aires, además de Salta.
En principio se considera que la cupificación en la entrega de naftas y gasoil es consecuencia del congelamiento de precios que acordaron el Gobierno y las petroleras luego de la devaluación post PASO. Tal acuerdo no está funcionando y las consecuencias la han comenzado a pagar los expendedores, con el creciente desabastecimiento.
Si bien en esta semana la cuestión se hizo pública, fueron las refinerías las que lanzaron la voz de alerta cuando en la primera mitad del mes informaron a la Secretaría de Energía que las petroleras no entregan los volúmenes de crudo que necesitan para poder mantener los niveles de producción destinados a atender la demanda interna de combustibles. Solo dos de ellas no reconocieron tales dificultades: YPF, que aseguró que no tiene problemas ya que compra a terceros solo un 15% del petróleo que procesa en sus refinerías y Trafigura, que administra la marca de estaciones Puma. Las restantes no han podido cerrar con las productoras los contratos de suministros que les permitan tener garantizadas las entregas de petróleo que requieren para poder sostener sus plantas operativas en este mes y octubre.
Se cuestiona el acuerdo –que es de palabra- a la que arribaron las petroleras y el Gobierno para mantener congelados los nuevos precios de los combustibles hasta fines de octubre, tras el incremento del 18% promedio vigentes desde agosto. Para sostener el congelamiento se negociaron desgravaciones fiscales para abaratar la importación de combustibles y un valor interno estabilizado de 56 dólares el barril, para atemperar el impacto de la devaluación del 22% dispuesta tras las primarias en los costos de producción de las refinadoras y en los surtidores. En un mes, ese valor ya fue desbordado por la suba del precio del crudo en el mercado internacional, con valores promedio en torno de los 90 dólares el barril.
“Tarifas pisadas y congelamiento de precios son recetas aplicadas varias veces y nunca funcionaron”, dijo el empresario salteño. Los especialistas, en tanto, han hecho notar que el atraso de los combustibles en el surtidor se registra todos los años impares, que son los electorales, pero es una medida que se verifica como inocua para contener la inflación. Al contrario, termina generando problemas operativos en el mercado de combustibles, como el faltante de gasoil de principios de 2022, pocos meses después de las elecciones legislativas de 2021. Si se tiene en cuenta que el 94% de las mercancías circula sobre ruedas en toda la extensión del territorio, se puede tener una idea acabada del riesgo que se advierte en la actual situación.
Medidas electoralistas no solo generan falsas expectativas. Pueden provocar problemas de difícil resolución, que agraven una crisis que se profundiza.
Salta, 22 de septiembre de 2023