Opinión Guillermo Martinelli 02/03/2022

Ucrania

Ucrania sufre no solo las consecuencias de ser un país limítrofe de una potencia económica, política y militar como es Rusia sino también de la utilización zigzagueante de otros estados ajenos geográficamente pero interesados políticamente, precisamente por su vecindad.

La Revolución Bolchevique que terminó con el régimen zarista en Rusia también incorpora a Ucrania en la conformación de la Unión de Republicas  Socialistas Soviéticas. En la hegemonía estalinista Ucrania padece la muerte de seis millones de ucranianos que se oponían al régimen.
Con el fin del sistema comunista y la desaparición de la URSS, Ucrania dejó de pertenecer a ese bloque y no integró la naciente Federación Rusa es decir, se convirtió en una república independiente pero con serias diferencias internas que se tradujo en movimientos enconados  y con luchas bélicas desde por lo menos el año 2014, que culmina ahora con la independencia y formación de dos nuevas repúblicas, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, las que reconocidas por Rusia, firmaron un acuerdo de defensa reciproca. En virtud de ello esas repúblicas le solicitan al poderoso vecino la ayuda militar en la defensa de sus noveles países frente al ataque continuo del gobierno ucraniano. De allí la incursión en el territorio de las fuerzas militares rusas que casualmente, realizaban maniobras militares en esa zona. Hoy asistimos a que las fuerzas militares rusas ataquen blancos militares ucranianos, con muertos militares y algunos civiles, como efecto de los llamados daños colaterales. La guerra no es únicamente una acción de defensa sino que busca, también atacar al adversario en sus centros y lugares de bases y regimientos. De allí que en este caso, se invada el territorio de Ucrania hasta atacar y reducir los enclaves militares de ese país. 
Éste es el escenario. Detrás de ella se perfilan los rechazos de Rusia a tener un vecino que imploraba a EE UU y a la Unión Europea su incorporación a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Pese a los incentivos que se perfilaban y que el Gobierno de Ucrania, ingenuamente creía. Eso no ocurrió al no ser admitida en la OTAN, por lo que ni EE UU ni los europeos se encuentran obligados a la defensa de Ucrania, porque no es miembro de  la OTAN.
Cuando Cuba declara que la revolución de 1959 es socialista, John Fitzgerald Kennedy, a la sazón presidente de EEUU, pretende invadir la isla  a través de la CIA, invasión rechazada en Bahía de Cochinos por las fuerzas cubanas. Al poco tiempo se produce lo que periodísticamente se denominó la Crisis de los Misiles. La URSS había instalado misiles en la isla que apuntaban al territorio norteamericano, distante a solo 140 millas. Esa afrenta militar a EEUU lo puso, como ahora, en la posibilidad de un  enfrentamiento entre las dos potencias. Terminó con el retiro de los misiles.
De allí siguió el embargo a Cuba, vigente a la fecha. Lo ocurrido con Cuba se repite con Ucrania, solo que las potencias principales tienen los roles invertidos. Ninguna de los dos, ni EEUU ni Rusia, permitirán que sus vecinos sirvan de trampolín o base para mellar su seguridad. Ese principio, no escrito vale como verdad revelada. México por ejemplo, pudo tener simpatías con el socialismo soviético, pudo asilar a León  Trotsky, pero EEUU no permitió que avance más allá. 
El presidente de Ucrania dijo: Me dejaron solo. Y así es. Le darán algunas armas, algún dinero pero nada más. No habrá ningún soldado norteamericano o de la Unión Europea. Las Naciones Unidas nada harán salvo, como la mayoría de los países, implorar por la paz. El Consejo de Seguridad está integrado por los actores de este conflicto y cada uno de esos miembros tiene el derecho de veto a cualquier resolución del Consejo. Europa se nutre parcialmente pero en forma imprescindible del gas, petróleo y carbón ruso, pero no sólo no dejarán sin gas para calentar los ambientes en los hogares europeos sino que no se permitirán perder el nutriente energético de su industria. Sin el gas, sin petróleo y sin carbón falta electricidad. Sin electricidad no hay industria activa.
Cuba y Ucrania son espejos de cómo quedan los países que por razones geopolíticas los países centrales generan.
La paz armada. Habrá discursos y “sanciones”, pero nada más.

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