Opinión17/12/2021

Decisión

Límites a la reelección y alternancia sin proscripción son las primeras grandes coincidencias que se exhibieron en el marco de la Convención Constituyente. Se prorrogó por tres días su mandato para que la jura se realice el 23, permitiendo la participación del titular del Poder Ejecutivo.

La síntesis no manifiesta las profundas diferencias entre los distintos bloques políticos pero expresan los acercamientos que laboriosamente se alcanzaron, según revelaron  los oradores del debate inicial en torno de los primeros dictámenes tratados. El Régimen Municipal fue la primera área tratada y se tomó alrededor de cinco horas analizar una cuestión que es sustancial.

En la materia, el planteo de la mayoría introdujo una novedad que los críticos consideraron una exigencia excesiva. La creación de un municipio no debe sujetarse solo al número de habitantes exigible como base sino que se debe acreditar su sustentabilidad social, ambiental y económica. Pesa en ese criterio la necesidad que el futuro de un conglomerado de esa naturaleza sea seguro y no un problema para el progreso de la comunidad a la que contiene.

Cincuenta y cinco fueron los convencionales que votaron los despachos avanzada la madrugada. Los resultados de las votaciones nominales dieron cuenta de la tarea de análisis que cada artículo a reformar exigió, mostrando también cuáles fueron los aspectos más polémicos.  Para concejales e intendentes, la posición mayoritaria fue la de insistir en dos mandatos, consignándose en el debate que será la Legislatura la que mediante la reforma de la ley electoral fijará la forma de elegir a los miembros del cuerpo legislativo.

El tercer plenario de la Convención se agotó con el trabajo de una sola comisión sometido a votación para trazó las líneas que permiten describir de qué manera se impone la reforma. Desde el inicio se planteó la voluntad de construir consensos y también a poco de comenzar a desarrollar la tarea encomendada se marcó la dificultad para lograrlo en el escaso tiempo disponible. Esa situación, de todas maneras, no dificulta que se avance hasta alcanzar el cometido.

No se discute que se deben abandonar prácticas que no son más que el uso abusivo del poder. Esa convicción es lo que lleva a que se trate de lograr una mejora normativa que pueda contribuir a levantar una alicaída calidad institucional. 

Pero no se puede negar que no se ha logrado dar espacio a algunas demandas de una oposición que participa intentando imponer disposiciones que no dejen resquicios para que la letra no se borre con los hechos. Esa pretensión sucumbe ante una mayoría que indica con su número quien tiene la última palabra.

Precisamente eso es la democracia: una mayoría que decide pero atendiendo a una minoría que propone, que acompaña, que advierte, que participa. Solo queda esperar que la decisión sea la correcta.

Salta, 17 de diciembre de 2021

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