Bienvenido el debate, con consensos y disensos
No pasa muchas veces. Incluso hay años en los que ni siquiera pasa una vez. En la Argentina híperpresidencialista ocurre muy cada tanto, generalmente en momentos como estos: en momentos de crisis.
Por eso resulta importante destacar que la centralidad de la política haya vuelto a estar en el Congreso de la Nación, donde se encuentra la representación de la mayoría de los argentinos y de los más variados sectores económicos, sociales e ideológicos.
El mejor ámbito para resolver los dilemas que implican debates profundos y precisan amplios consensos es el Poder Legislativo. Es el espacio de expresión y deliberación social en cualquier república, y su nivel de actividad suele expresar el estado de salud de la democracia liberal.
Ayer en la Cámara de Diputados de la Nación se aprobaron tres proyectos que una porción enorme de la sociedad argentina viene reclamando hace tiempo: Emergencia en el sector de la discapacidad, recomposición de los haberes jubilatorios y extensión por dos años de la moratoria previsional.
Como era de esperarse, el tratamiento de estos proyectos estuvo atravesado por un álgido debate que se extendió hasta la madrugada. Hubo buenos argumentos entre los defensores y los que no de las iniciativas, y lamentablemente también hubo gestos impropios de algunos legisladores que no asumen su lugar y su responsabilidad histórica. Pero eso es harina de otro costal.
En paralelo al debate parlamentario hubo caudalosas movilizaciones populares que llenaron la Plaza del Congreso. Por primera vez —y de manera significativa— las calles fueron testigo de la unificación de reclamos sectoriales bien heterogéneos: jubilados por su jubilación y mujeres reclamando ni una menos; trabajadores con salarios congelados y despedidos de las pymes que cerraron; residentes del Hospital Garrahan, gremios varios y miles de familias y profesionales vinculados al área de la discapacidad que esperaban se declare la emergencia en el sector.
La batuta ahora pasó al Senado de la Nación, que deberá abordar la sanción definitiva de estos proyectos ante el supuesto de un probable veto que impulsará, como ya se advirtió, el Poder Ejecutivo Nacional. Hasta entonces, será importante seguir de cerca los acontecimientos políticos y el humor social.
En relación al ámbito provincial, los esfuerzos están puestos en mantener la calidad de vida de los salteños y la paz social. Eso significa promover el trabajo, garantizar la salud, la seguridad y mejorar la educación.
Hablando de esto último, y para ir cerrando, me quedo con lo que planteó la directora del Colegio Salvador Mazza, Valeria Bini, esta semana al cumplirse el aniversario número 25 de la institución: “la escuela argentina es el espacio donde las nuevas generaciones forjan sus raíces y empiezan a desplegar sus alas”. Me gustó esa forma de ver y de interpretar la educación pública.
Así lo pensaba Manuel Belgrano, de quien antes de ayer se cumplió un nuevo aniversario de su natalicio: La escuela como el lugar común donde se siembra el sentimiento humanista de la Patria y se construyen las herramientas para que cada generación pueda elegir con libertad su propio futuro.
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