El Mundo14/03/2025

Estas son las condiciones impuestas por Putin para terminar la guerra en Ucrania

Pese a la propuesta de un alto el fuego de 30 días, Moscú mantiene exigencias inaceptables para Kiev y sus aliados, incluyendo la cesión de territorios y la desmilitarización de toda la región.

Más de tres años después del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin ha mantenido condiciones inflexibles y maximalistas para cualquier posible acuerdo que ponga fin a la guerra.

Putin afirmó este jueves que, en principio, apoya la idea de un alto el fuego de 30 días, una propuesta de Estados Unidos que Ucrania ya ha aceptado, pero señaló que su implementación plantea muchas dudas, especialmente en lo que respecta a la verificación a lo largo de un frente de batalla extenso. Esta postura podría permitir a Rusia involucrarse en negociaciones prolongadas sin rechazar abiertamente la oferta.

El mandatario ruso también dijo que la tregua de 30 días podría ser utilizada por Ucrania para reorganizarse y rearmarse, insinuando que buscaría imponer sus propias condiciones para la pausa, como la suspensión del suministro de armas occidentales o la prohibición de la movilización militar.

Sin embargo, las demandas de Moscú siguen estando lejos de lo que Ucrania o sus aliados aceptarían.

Esto es lo que Rusia ha dicho sobre las condiciones que necesitaría para alcanzar un acuerdo de paz:

Territorio

Tres años después del inicio del conflicto, Rusia controla aproximadamente una quinta parte del territorio ucraniano. Su objetivo es mantener ese control e incluso expandirlo. El Kremlin ha descartado la posibilidad de devolver cualquier territorio ocupado.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró el jueves: “Crimea, Sebastopol, Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk y Lugansk son regiones de Rusia. Están inscritas en la Constitución. Esto es un hecho”.

Rusia anexó Crimea, incluida Sebastopol, en 2014, aunque la comunidad internacional sigue reconociendo el territorio como parte de Ucrania. Posteriormente, en 2022, anexó ilegalmente las demás regiones mencionadas por Peskov.

En junio, Putin declaró que Rusia detendría inmediatamente las hostilidades si Ucrania entregaba cuatro regiones del sureste, actualmente ocupadas en parte por tropas rusas, y renunciaba a sus planes de unirse a la OTAN. También exige que su anexión territorial sea reconocida como legítima.

El presidente ucraniano Volodimir Zelensky ha reiterado que Ucrania no cederá su territorio soberano, aunque en los últimos meses ha cambiado el enfoque hacia la obtención de garantías de seguridad en lugar de la recuperación inmediata de los territorios ocupados.

Las condiciones de Rusia también incluyen la desmilitarización de Ucrania, lo que reduciría el tamaño de su ejército a un nivel que le impediría defenderse de futuros ataques.

Fuerzas de paz de la OTAN

Para justificar su agresión contra Ucrania, Putin ha citado en repetidas ocasiones la posibilidad de una mayor expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La membresía de Ucrania en la OTAN, una alianza de defensa que obliga a sus miembros a protegerse mutuamente en caso de ataque, es una línea roja para el Kremlin.

Zelensky, por el contrario, considera la adhesión de su país a la OTAN como una garantía clave para su seguridad. Sin embargo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, declaró el mes pasado que la adhesión de Ucrania “no es un resultado realista”. Más tarde, sin descartar completamente la posibilidad, reconoció que la membresía “no es probable” debido a las realidades militares sobre el terreno.

La OTAN ha crecido desde el inicio de la guerra, con la adhesión de Suecia y Finlandia, que decidieron sumarse en respuesta a la agresión rusa. Sin embargo, el compromiso de Estados Unidos con la alianza ha sido cuestionado bajo la administración de Donald Trump.

En su discurso sobre el estado de la nación en 2024, Putin advirtió sobre las “consecuencias trágicas” que podría traer un eventual despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania. También amenazó con represalias contra Occidente en caso de un ataque contra Rusia. “Todo esto realmente amenaza con un conflicto que implique armas nucleares y la destrucción de la civilización”, dijo. “¿Es que no lo entienden?”.

Durante la guerra, Rusia se ha presentado como un país que libra una batalla existencial contra el “Occidente colectivo”, en respuesta al apoyo de la OTAN a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa.

El Kremlin también ha rechazado la posibilidad de desplegar fuerzas de paz extranjeras en Ucrania, una idea que algunos países europeos han considerado como una posible garantía de seguridad.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró el jueves que Moscú no aceptará la “participación de otros países en el conflicto”, lo que, advirtió, provocaría que Rusia reaccionara “con todos los medios disponibles”.

Algunas naciones europeas, como Reino Unido y Francia, han sugerido el envío de miles de tropas a Ucrania una vez que el conflicto termine. Sin embargo, el Kremlin reiteró esta semana que no aceptará la presencia de tropas de ningún país de la OTAN en territorio ucraniano “bajo ninguna condición”.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, cuestionó la propuesta en una entrevista con blogueros estadounidenses favorables al Kremlin. “¿Por qué deberíamos aceptar una fuerza de paz compuesta por países que nos han declarado como enemigos y que vendrían como pacificadores?”, preguntó.

Misiones diplomáticas

Rusia ha aprovechado sus contactos renovados con Estados Unidos para abordar asuntos más allá de la guerra en Ucrania, incluyendo antiguas disputas sobre propiedades diplomáticas congeladas durante la administración de Barack Obama.

Las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos en Estambul el 27 de febrero giraron en torno a la situación de sus respectivas misiones diplomáticas, cuya operatividad se ha visto afectada por expulsiones y restricciones de personal.

Rusia exigió la devolución de seis instalaciones diplomáticas que, según Moscú, fueron confiscadas ilegalmente por Estados Unidos entre 2016 y 2018, incluyendo edificios en Nueva York y Maryland, así como consulados en Seattle y San Francisco.

Por su parte, Washington expresó su preocupación por el acceso a servicios bancarios y contrataciones, además de la necesidad de garantizar niveles de personal estables en la embajada de Estados Unidos en Moscú. El Departamento de Estado señaló que, “a través de discusiones constructivas, ambas partes identificaron pasos iniciales concretos para estabilizar las operaciones bilaterales”.

Poco después de la reunión, Moscú anunció que había recibido la acreditación de Washington para designar a Alexander Darchiev como su nuevo embajador en Estados Unidos.

Alivio de sanciones

Las sanciones impuestas por la administración de Joe Biden tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022 han debilitado la economía rusa y dificultado su industria militar. Donald Trump ha insinuado que estaría dispuesto a discutir una posible reducción de sanciones como parte de un acuerdo de paz.

El Kremlin sostiene públicamente que todas las sanciones son ilegales y deben levantarse. No obstante, en privado, Moscú vería con buenos ojos cualquier alivio en las restricciones, ya que esto debilitaría la unidad de Occidente en su aplicación.

Rusia está especialmente interesada en eliminar restricciones sobre pagos transnacionales y la venta de gas y petróleo, especialmente las recientes limitaciones a su flota de petroleros.

Uno de los castigos más severos ha sido el congelamiento de más de 300.000 millones de dólares en activos del banco central ruso en Occidente. El año pasado, la Unión Europea adoptó un plan para utilizar los intereses generados por estos activos congelados para apoyar a Ucrania.

Putin calificó esta estrategia como “robo”. París propuso utilizar los activos como garantía, lo que permitiría su incautación si Moscú violara un posible acuerdo de alto el fuego.

Rusia impulsó las conversaciones en Estambul en febrero para la reanudación de los vuelos directos a Estados Unidos, lo que supondría una importante flexibilización de las sanciones. El Departamento de Estado no mencionó este asunto en su declaración sobre las conversaciones.

Infobae

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