Kamala Harris y Argentina
Un fuerte sacudón tuvo la opinión pública internacional el sábado pasado, y seguramente será un día recordado especialmente tanto por los historiadores como por los analistas políticos.
Por octava vez en su historia, un presidente de los Estados Unidos, decidió no postularse a la reelección. Famosos fueron los casos de Harry Truman y Lyndon B. Johnson en el Siglo XX; sin embargo, la decisión que adoptó Joe Biden - luego de una importante cadena de presiones dentro y fuera de su propio partido - hizo que finalmente declinara a su candidatura, antes de que se reuniera la Asamblea Nacional del partido Demócrata, lo cual es la primera vez que ocurre. Un Biden confundido encendió desde hace varios meses las alarmas de su propio entorno. Tuvo un catastrófico debate presidencial y pese a su ostensible debilidad, Donald Trump fue impiadoso en calificarlo desde senil hasta corrupto. El candidato del partido Republicano, es un fiel exponente de las nuevas derechas que se van apoderando del poder mundial, partiendo de la premisa que el insulto y la destrucción del oponente son los instrumentos necesarios para hacer política. Hasta ese momento el triunfo de Trump aparecía como pavimentado en una ruta sin obstáculos. Pero como suele suceder en política, cuando la mar está calma, comienzan las borrascas.
En efecto, todo parecería indicar que quien tomará la posta del declinante Biden será su vicepresidenta Kamala Harris. La personalidad de Kamala difiere sustancialmente de la del actual presidente; es una mujer con una ideología y principios muy marcados, muy consciente de qué es lo que quiere para sí y que no se arredrará en responderle a Trump, cuantas veces sea necesario. Los futurólogos, insisten en que Harris será derrotada por Trump de manera abrumadora; sin embargo, si se observa lo ocurrido en el último mes en Francia y Gran Bretaña, la volatilidad de la opinión pública ante hechos novedosos pueden echar por tierra una multimillonaria campaña presidencial, que ya conoció una derrota de parte del propio Biden, esta vez cuando fue Trump quien intentó ser reelecto. Este antecedente genera una situación curiosa. Según la vigesimosegunda enmienda de la Constitución de Filadelfia, al haber desempeñado ya un mandato completo, Trump, de resultar electo, no podría presentarse a una futura reelección. En Estados Unidos una persona puede ocupar un máximo de dos mandatos la presidencia y luego no puede volver a hacerlo.
En ese esquema, debemos recordar que existe un alineamiento total entre el gobierno de Javier Milei y el candidato Donald Trump, al punto de que el presidente argentino viajo a dos reuniones partidarias de la facción del ala dura del Partido Republicano y se abrazó con el propio Trump en uno de los doce viajes que lleva realizados al exterior. Milei tiene la esperanza que, de concretarse el prácticamente asegurado triunfo republicano, divisas frescas podrían apuntalar la alicaída economía argentina. Proclama, además que, en materia de relaciones exteriores, el alineamiento es únicamente con los EE. UU y con Israel, con lo cual las posibilidades comerciales de la Argentina con Brasil, España, China, India, Sudáfrica, México e incluso Rusia, por dar algunos ejemplos de países con los cuales históricamente tuvimos nexos comerciales, quedan en segundo plano. Más alarmante puede ser si no se prevé un escenario que tenga a Kamala Harris por ganadora de la contienda electoral, dado que entonces todas las ilusiones indisimuladas e indisimulables del hipotético aplanador triunfo de Trump caerían en saco roto. ¿Es posible tener relaciones cordiales con una eventual administración Harris? Por cierto, que sí. Lo que se deberá revisar, seguramente, es lo que se viene haciendo en materia institucional, por cuanto un candidato a la Corte Suprema como Ariel Lijo, no será del agrado de la eventual presidenta, como tampoco que se pretenda avasallar el rol del Congreso Nacional, a la par que se morigeren los insultos que han puesto en vilo las relaciones con otros países estratégicos de la región como es el caso de Brasil o Colombia. Está claro que la Cancillería para Milei no es una prioridad, por ahora, tal vez su asesor principal Santiago Caputo debería mirar con más detenimiento esta posibilidad que no parece tan incierta.
Te puede interesar
Desvinculación
La política perdió el alma que la sostenía: la militancia. En su lugar quedaron los oportunistas de turno, el pragmatismo vacío y una sociedad atrapada en la lógica del asistencialismo.
Revalorizar el federalismo para zanjar la grieta
De nada servirán ya las operaciones, las encuestas ni las lapiceras. Es el turno de la sociedad real. Estamos a días de unas elecciones cruciales para el futuro del país. El domingo nos encontraremos sin intermediarios con el reflejo directo de la voluntad popular frente al intenso momento de crisis que se vive a nivel nacional. Los salteños, que siempre damos más de lo que recibimos, tenemos la oportunidad de hacernos escuchar y respetar.
Desplome
La Argentina perdió en dos años más de medio millón de camas hoteleras y la ocupación turística se derrumbó un 23%. El turismo interno retrocede, el Norte sufre más que nadie y el país parece desconectarse de su propia movilidad.
Guía
Nuevos datos se están conociendo para construir la decisión que se debe adoptar el domingo, cuando se proceda a la renovación parcial del Congreso. Una importante cartera de proyectos que deberán tratar las Cámaras ha sido presentada en el marco del tratamiento del proyecto de Presupuesto 2026 y debiera conocerse cuál es la posición que sostienen quienes aspiran a ocupar las bancas en juego.
El fuero del nabo
El diputado nacional Emiliano Estrada se ampara en sus fueros para no declarar ante la justicia federal, en una causa donde dos de sus ex empleados ya fueron condenados.
Reforma
Aunque el hecho excluyente de estas jornadas es la elección del próximo domingo, las cuestiones que inmediatamente ocuparán la atención pública ya se han anticipado. Una de ellas es la reforma laboral, que encuentra a la estructura sindical fragmentada y con sus bases desmovilizadas.