Propósitos
Al amparo de la figura de Manuel Belgrano se formalizó una nueva convocatoria a firmar un pacto que una a todos los argentinos en la tarea de dar vuelta la página de la historia argentina.
El presidente Javier Milei expresó su pretensión que se recuerde el 20 de junio como el día en que se puso el punto de inflexión para marcar el momento “en el que volvimos a empezar a ser grandes” y lanzó su convocatoria a toda la ciudadanía para el 9 de julio, en Tucumán, a firmar el Pacto de Mayo. En un breve discurso, tomó el apego a la libertad del creador de la Bandera, para reforzar las líneas fundamentales de su gestión, incluyendo su confrontación con la "casta política",al destacar el incumplimiento del propósito del prócer de apoyar a la educación donando recursos para la construcción de escuelas.
Precisamente, del rico pensamiento y fructífera tarea de Belgrano uno de los aspectos sobresalientes fue la concepción de la educación como elemento fundamental para lograr una nueva sociedad. La oportunidad que tuvo de formarse en Europa en ideas de pensadores de esa parte ya desarrollada del mundo, le permitió diseñar una idea de crecimiento para América a partir de un cambio profundo de prácticas y costumbres para desterrar la ociosidad, la miseria y la escasez.
Si se tiene en cuenta que sus años de actuación se ubicaron hacia el final del siglo XVII, la tarea a desarrollar era amplia y profunda. Como destacaron las investigadoras Vilma Bidut y Liliana Capoulat, de la Universidad Nacional de Rosario, debía imponerse “el aprendizaje de nociones modernas y útiles cuyo objetivo sería borrar los prejuicios y permitir el desarrollo de una moral para mejorar al pueblo a través de la acción renovadora del trabajo”.
Doscientos años después no se puede discutir la propuesta de crear escuelas gratuitas para ambos sexos, fomentar las escuelas técnicas y de agricultura, con el propósito de difundir procedimientos para las mejoras, la diversificación y la rotación de los cultivos. Eran válidas entonces y como herramienta de incorporación de conocimientos, siguen siendo necesarias en el siglo XXI para satisfacer la demanda de mano de obra calificada.
Belgrano no solo fue un militar. Fue jurista, economista pero esencialmente un pensador que ponía sus esfuerzos al servicio de una sociedad que debía transitar un duro camino para resolver problemas del ejercicio de derechos humanos esenciales, aunque no se visibilizaban como tales.
Sabía que la transformación demandaba una economía floreciente que no podía quedarse en la producción primaria por lo que planteó la instalación de industria y el desarrollo del comercio para el intercambio dentro del territorio rioplatense.Ese objetivo daba más fuerza a la necesidad de sostener como cimiento de los cambios a la educación, a través de instituciones escolares llamadas a tener un papel fundamental en el progreso social y en la propagación de conocimientos “para la formación del hombre moral para ser útiles al Estado”, según consignan sus escritos.
No concebía la educación para una élite y de allí su propuesta de la instalación de escuelas de primeras letras en las parroquias, tanto en la ciudad como en el campo, imponiendo a los padres la responsabilidad de enviar a sus hijos a clase, bajo el apercibimiento de perder la tutela sobre ellos si no lo hicieran. Contrariamente a lo que sostienen hoy algunos libertarios en el Congreso Nacional, este liberal no concebía que un niño se quedara en un taller y su instrucción sea una decisión condicionada por una necesidad material.
Un repaso de las propuestas de Manuel Belgrano dejan la inquietud de un avance mezquino en distintos aspectos vinculados a la educación, porque hoy se discuten salarios dignos cuando este hombre del Siglo XVIII los planteaba como obligatorios para los maestros. No es la única deuda porque el paso del tiempo llevó a que se pierdan objetivos que proponía el ideario belgraniano.
En la vuelta de página que ansía el actual Presidente de la Nación debiera considerarse la vuelta de propósitos como la subordinación de los discípulos a sus maestros, el rigor, los sentimientos de honor, el amor a la verdad y a la ciencia.
No solo con superávit fiscal se construye la grandeza.
Salta, 20 de junio de 2024
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