Opinión Antonio Marocco 06/06/2024

Razones para el Pacto de Güemes

Caminamos rumbo al Pacto de Junio.

Se trata de una iniciativa que integra las coincidencias de distintas instituciones sociales, políticas y económicas de la provincia para promover un programa de desarrollo salteño, sustentado en un alto volumen de consenso que garantice la sostenibilidad en el tiempo.

El documento será el resultado del diálogo entre el Gobierno Provincial, los intendentes, el Poder Legislativo, las universidades; cámaras empresariales y sectores de la producción; colegios y consejos profesionales; gremios y sindicatos, partidos políticos; organizaciones sociales e instituciones intermedias de la sociedad civil.

La convocatoria persigue cerrar filas y aunar esfuerzos en torno a los principales desafíos que enfrenta la provincia en materia de desarrollo humano y productivo. A su vez, plantea una exigencia de reparación al Gobierno Nacional para que garantice las obras de infraestructura que han sido postergadas, paralizadas o suspendidas en Salta.

Estamos hablando de viviendas y escuelas que se estaban construyendo y hoy quedaron paralizadas. Lo mismo con las rutas, plantas depuradoras, cloacas, puentes, ramales ferroviarios y líneas de alta tensión.

Sin estas obras tan necesarias será muy difícil dar un salto de competitividad para que, nuestra provincia en particular y nuestra región en general, alcancen el desarrollo. Parafraseando al presidente Javier Milei: una Argentina distinta es imposible con las asimetrías de siempre.

Este núcleo de principios y valores compartidos que se expresará a través del Pacto de Güemes respeta la autonomía y la diversidad de cada uno de los sectores que se han ido sumando desde que el gobernador Gustavo Sáenz puso la iniciativa a consideración de los salteños.

Por eso resulta valioso destacar al menos dos aspectos en torno al proceso que subyace a este proceso de diálogo. 

En primer lugar, su carácter y su método horizontal y transversal. No es una imposición ni un catálogo de pretensiones indiscutibles. Por el contrario, es algo que se está discutiendo y enriqueciendo en conjunto. Es una invitación a la efectiva participación de las instituciones que representan a los salteños en las
diferentes esferas de la vida pública.

En segundo lugar, entendemos que no todas las provincias de nuestra región han tenido las mismas posibilidades de desarrollo que las del centro del país, porque fueron siempre tratadas de manera desigual, por lo que es imprescindible corregir, a través de la inversión del Estado Nacional, esas asimetrías de origen.

La elección de la figura de Martín Miguel de Güemes para bautizar este acuerdo no es caprichosa. Nuestro prócer, implacable en el campo de batalla y
estadista en su dimensión política, fue un ferviente defensor del federalismo, del desarrollo armónico y equitativo de las provincias, pero además un humanista
preocupado por los más vulnerables. De nada servía construir una patria libre para que la mayoría de sus ciudadanos sean ignorados, desposeídos y marginados.

En esa búsqueda de justicia que nos antecede desde hace dos siglos, y que hoy nos toca seguir impulsando, es que se asienta el diagnóstico, el compromiso y el anhelo que vuelve necesario y oportuno reescribir el Pacto de Güemes.

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