Opinión 28/05/2024

Salida

La diferencia de criterios y expectativas en la marcha del Gobierno y las tareas encomendadas, motivaron la salida de la Jefatura de Gabinete de quien fuera su titular desde el 10 de diciembre pasado.

Su reemplazante ya estaba señalado y debe valorarse por lo que representa: la continuidad de una relación fundamental para el Ejecutivo Nacional.

Guillermo Francos es el hilo que une a la Presidencia de la Nación con los gobernadores desde el primer día del gobierno de Javier Milei. Desde el Ministerio del Interior, que ahora será una secretaría bajo su dependencia, tejió una ajustada trama de contactos, que lo ubica como el funcionario que más conoce un país que para la gestión libertaria es un espacio desconocido. 

El cambio se produce en un momento definitorio para lo que viene, que es el trazado de un camino que encarrilará las reformas que, por ahora, transitan por una banquina. El desfase del cronograma fijado por la nueva gestión para definir las Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos fue consecuencia inevitable de una ambiciosa pretensión, perfilada -quizás- desde el desconocimiento de la política.

El cambio debe facilitar la tarea de aprobación de las dos leyes que requiere el presidente Milei, que desde hace casi un mes tienen media sanción de la Cámara de Diputados pero está demorada por falta de acuerdo en el Senado. El resultado de las negociaciones que los distintos sectores políticos llevaron adelante en la Cámara baja no tienen su reflejo en la cámara revisora. 

Las novedades del Gabinete seguramente van a incidir en una reunión que fue señalada como clave y que llevarán adelante con la oposición dialoguista este martes la vicepresidente Victoria Villarruel y el ahora Jefe de Gabinete designado, para destrabar la firma de los dictámenes. 

El cuidado con el que se avanza tiene que ver con lo que puede resultar respecto de las demandas provinciales y los propósitos que sostiene el mandatario nacional, que desde su campaña electoral, expresó su intención de imponer un modelo federal con escasa injerencia del Estado nacional, que libere a las administraciones provinciales para manejar su política fiscal. Cabe señalar que es muy poco lo que se avanzó en ese sentido y lo que se ejecutó provocó severos problemas a la gestión de los gobernadores, aún las que estaban ordenadas.

Con la ley de bases también se van a imponer otras reformas que justificaron las extensas negociaciones con los gobernadores, acostumbrados a un Poder Ejecutivo Nacional con fuerte influencia en todo el territorio argentino, a fuerza de inversiones y aportes del Tesoro. Ambas partes tuvieron que ceder y lo que se debe esperar es que no haya vencedores ni vencidos.

Ese es el trabajo desplegado por Francos, quien en estos casi siete meses prometió, avanzó, incumplió, retrocedió pero siguió. Fue acompañado por gobernadores que dialogaron, amenazaron, pidieron, entregaron y saben que el federalismo es la última carta que pueden jugar para limitar los avances no consentidos.

El gobernador Gustavo Sáenz, que había jugado intensamente en el último tramo de la campaña electoral a favor del oponente de Milei, se acercó de inmediato al gobierno electo. Cuatro días después del balotaje del 19 de noviembre visitó a Francos y a Nicolás Posse, los dos protagonistas del cambio que ocupa la atención pública. Se adelantó a sus pares para plantear que  el diálogo y el consenso son el único camino para resolver los problemas de la gente y apeló a un gobierno de unidad, dejando de lado las mezquindades.

En medio año no es mucho lo que consiguió pero ha transitado bastante camino hacia quien se ha quedado con la llave de la salida.

Solo resta saber si hay voluntad de abrir esa puerta.

Salta, 28 de mayo de 2024

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